Día 6 : JERUSALÉN – EXPLANADA DE LAS MEZQUITAS – CÚPULA DE LA ROCA
Anoche nos acostamos con la firme idea de madrugar lo suficiente para estar en la Explanada de las Mezquitas a las 7.30 de la mañana, que es la hora en la que abren.
Pero después de que suene el despertador un par de veces, conseguimos levantarnos y estar en la sala de desayunos del Abraham Hostel a las 7.15 de la mañana.
Tampoco está tan mal, no? El día de ayer fue un día de los más completo y necesitábamos descansar un poco.
A estas horas el comedor está ya casi lleno, así que nos acomodamos en una de las mesas y después de hacernos un buen café y unas tostadas, nos encontramos con fuerzas como para volver a empezar el día.
Hoy empieza nuestra incursión en esta ciudad que lleva llamándonos desde hace años.

Sala de desayunos del Abraham Hostel en Jerusalén
Volvemos a recorrer la Jaffa Road esperando encontrarnos con la que volverá a ser nuestra entrada a la Ciudad Vieja, la Puerta de Jaffa.
Aunque es la primera vez que recorremos la calle a la luz del día, ya empezamos a notar bastantes contrastes entre la Ciudad Vieja y la Jerusalén nueva.
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Nos llama la atención volver a encontrarnos con esos puestos de zumo de naranja, aquí también de granada, que nos acompañaron en nuestra escapada a Marrakech y Essaouira.
Pero estos contrastes son los que le dan carácter a las ciudades que, como ésta, tienen muchas historias que contar.
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Llegando a la Ciudad Vieja. Jerusalén
No miramos el reloj, pero cuando llegamos a la Ciudad Vieja calculamos que desde el Abraham Hostel hasta la Puerta de Jaffa tenemos unos 15 minutos andando.
Hoy, a la luz del día Jerusalén se ve diferente, se ve más grande, más viva y a medida que nos acercamos a la Ciudad Vieja, otra vez vuelve a aparecer ese pellizco en el estómago que sentimos ayer cuando vimos por primera vez la Ciudad Vieja.

La Ciudad Vieja. Jerusalén
Conforme nos vamos acercando a la Puerta de Jaffa, sacamos la guía para empezar a releer esos datos históricos, que en una ciudad como ésta, cobran especial relevancia.
La Puerta de Jaffa es un pequeño bloque de piedra por el que pasa un abrupto túnel para peatones en forma de codo, para evitar y ralentizar cualquier contragolpe de tropas enemigas.

Puerta de Jaffa en la Ciudad Vieja. Jerusalén

Puerta de Jaffa. Jerusalén
Una vez llegados a este punto de la Ciudad Vieja ya intuimos que será tarea difícil guardar la cámara o no estar parándonos cada pocos pasos para disfrutar de cada detalle que vemos, que no serán pocos…

Mezuzah en la Puerta de Jaffa. Jerusalén
Aquí volvemos a encontrarnos con el mezouzah, una cajita de plata, metal o madera, en el que se pone un pergamino enrollado dentro, en el que aparecen dos extractos del Deuteronomio y que vamos encontrándonos a cada paso que damos en este viaje a Israel y Palestina.
Una vez que atravesamos la famosa Puerta de Jaffa, volvemos a encontrarnos en el mismo punto de ayer y volvemos a recordar que la idea de estar tan pronto aquí es por ir a la Explanada de las Mezquitas a primera hora.
Así que después de volver a dar un vistazo a esta zona de la Ciudad Vieja, viendo de refilón la Torre de David, que visitaremos en otro momento, nos adentramos por David St. y volvemos a recorrer ese zoco que a estas horas aún está lo bastante vacío como para permitirnos hacer fotos y recorrerlo con tranquilidad.

Torre de David en la Ciudad Vieja. Jerusalén

Blanco y Negro en la Ciudad Vieja. Jerusalén
Paseando por las mismas calles que lo hicimos ayer, vemos un cártel que indica la situación del Santo Sepulcro, que intuíamos tenía que encontrarse cerca de dónde estábamos.

Indicaciones para llegar al Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja
Seguimos nuestro camino, esta vez algo más orientados que ayer, esperando encontrar el cártel que nos indique, por segunda vez, el camino hacía el Muro de las Lamentaciones.
Tenemos que decir que al principio no es nada fácil orientarse a través de las calles de la Ciudad Vieja que parecen todas si no iguales, muy parecidas.
Pero cuando llevas unas horas y empiezas a “hacerte” con Jerusalén esto cambia y sin saber muy bien porqué y sin mirar mucho el plano, acabas moviéndote con la naturalidad que da el saber a dónde te diriges.

Luces y Sombras en la Ciudad Vieja. Jerusalén

Empiezan a abrir las tiendas de la Ciudad Vieja. Jerusalén
Después de unos minutos recorriendo las calles, nos encontramos con el cártel que nos indica el camino que tenemos que seguir para llegar al Muro de las Lamentaciones y por consiguiente a la Explanada de las Mezquitas.

Señalando la dirección del Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja

Recomendaciones para entrar en el Muro de las Lamentaciones en lla Ciudad Vieja. Jerusalén
Llegamos al punto de control por el que pasamos ayer y volvemos a pasar el bolso y la mochila, junto a las cámaras por el radar y nos hacen pasar sin más.
Como ya hemos comentado en un par de ocasiones en este Viaje a Israel y Palestina una de las cosas que más nos están sorprendiendo es la, relativa facilidad, que estamos teniendo con los controles de seguridad, aeropuertos…etc. Quizás es por todo lo que nos habían contado y habíamos leído, que dábamos por hecho que el acceso a los sitios iba a ser bastante más complicado de lo que realmente está siendo.
Hoy, a la luz del día el Muro de las Lamentaciones se ve de otra manera.
Estamos ante el santuario religioso más importante para los judíos. Cuando fue erigido, 2000 años atrás, se trataba de un muro de contención que servía de apoyo para la parte exterior del Monte del Templo y sobre el que se encontraba el Segundo Templo.

Vistas del Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja. Jerusalén
La zona enfrente del Muro de las Lamentaciones sirve de sinagoga al aire libre y se divide en dos partes, una pequeña sección para las mujeres y otra, al norte, más grande y activa para los hombres.
Aquí, los judíos jasídicos de vestimentas negras, se balancean hacia adelante y hacia atrás sobre sus talones, inclinando la cabeza para orar y en ocasiones, apretándose contra el muro y besando las piedras.
Nuestra idea inicial no era pararnos ahora en el Muro de las Lamentaciones, pero sin saber muy bien porqué, Roger coge la kipá que le dan a la entrada y pasa unos minutos en la parte reservada a los hombres.

Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja. Jerusalén
Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja. Jerusalén
No tarda mucho en hacer algunas fotos y algún que otro vídeo y en este momento ya decidimos que es la hora de ir hacía la Explanada de las Mezquitas.

Acceso a la Puerta de los Moros desde el Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja. Jerusalén
Conforme nos vamos acercando al control de seguridad por el que hay que pasar para acceder a la Puerta de los Moros, la única por la que se permite el acceso a los no musulmanes a la Explanada de las Mezquitas, nos encontramos, otra vez, con ese sentimiento de no entender por qué seguimos con estos enfrentamientos religiosos.

Acceso a la Puerta de los Moros desde el Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja. Jerusalén
Para llegar al control de seguridad hay que “salir” de la zona del Muro de las Lamentaciones, atravesar un pequeño parking que hay fuera y girando inmediatamente a mano izquierda nos encontramos con el módulo que hace los servicios de control.

Vistas del control de Seguridad del acceso a la Puerta de los Moros desde el Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja. Jerusalén
Nos habían dicho y habíamos leído que, por lo general hay bastante cola para poder acceder, pero tenemos suerte y no tenemos más de 10 personas delante, que van accediendo de manera bastante rápida.
Sacamos los pasaportes, pensando que nos los van a pedir, pero no, sólo nos indican que tenemos que pasar por el arco de seguridad y de ahí pasamos al túnel elevado que nos dará acceso a uno de los lugares más reconocidos y nombrados de Jerusalén.
Muro de las Lamentaciones. Ciudad Vieja. Jerusalén
Conforme vamos recorriendo el túnel, vamos mirando por las maderas y nos sorprende la visión que tenemos del Muro de las Lamentaciones y de unos trabajos arqueológicos que están llevando a cabo en la zona.

Recorriendo el acceso a La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén

Trabajos arqueológicos en la zona de acceso a La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja
Nada más entrar en el recinto de la Explanada de las Mezquitas, tenemos ese pellizco en el estómago que ya hoy hemos sentido otra vez y viene siendo algo habitual en este viaje a Israel y Palestina.
Sacamos las cámaras, la guía y sin prisas queremos recorrer todo el recinto, intentando comprender y conocer cada parte.
Vemos que el cielo se empieza a oscurecer y ya decidimos, a parte de que hoy no hemos traído el trípode, volver otro día a primera hora de la mañana, en que veamos que el cielo está más despejado para hacer mejores fotos.
La Explanada de las Mezquitas o el Monte del Templo, lleva siendo el centro de las miradas desde hace milenios.
Todo comenzó a partir de un gran pedazo de roca que sobresalía de la cresta del Monte Moriah.
De acuerdo con la tradición popular, dicha roca fue identificada como la Piedra Funcional del mundo.
El Talmud establece que fue aquí donde Dios reunió la tierra utilizada para dar forma a Adán, además de ser el lugar elegido por figuras biblicas como Adán, Caín, Abel…para realizar rituales de sacrificio.
Aquí fue también donde Salomón construyó el Primer Templo. Se tardó en construir siete años y medio, pero después estuvo sin utilizar 13 años. Cuando se consagró, Salomón situó el Arca de la Alianza en su interior.
La Explanada de las Mezquitas tiene 9 puertas que comunican con las calles lindantes y por las que se puede salir por cualquiera de ellas, pero no entrar.
Nosotros entramos por el único acceso permitido para los no musulmanes, por la Puerta de los Moros.
Lo primero que nos encontramos a mano derecha es la Mezquita Al-Aqsa, que significa “mezquita más lejana” y hace referencia al isra que se cree que realizó Mahoma en su camino al cielo para reunirse con Alá.
La Cúpula de la Roca ejerce más de estandarte que de mezquita, mientras que Al-Aqsa es un templo para la oración en funciones y cuenta con capacidad para 5000 fieles.

Entrando en La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén

Primera visión que tenemos de la Cúpula de la Roca en La Explanada de las Mezquitas. .Ciudad Vieja. Jerusalén

Mezquita Al-Aqsa en La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
Seguimos recorriendo el recinto, donde no vemos demasiados turistas y eso nos hace recrearnos bastante en todo lo que estamos viendo.
A parte, viendo que el cielo está nublado, preferimos hacer la visita completa y otro día volver sólo para hacer mejores fotos.
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Vamos recorriendo La Explanada de las Mezquitas en el sentido de las agujas del reloj y llegamos a una de las zonas que son de acceso restringido y se ve bastante descuidada, pero desde las que hay unas vistas muy buenas de la Cúpula de la Roca.

Vistas de la Cúpula de la Roca en La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja
Pasamos por la zona de los Establos de Salomón que es un espacio abovedado debajo de La Explanada de las Mezquitas, que fue construído por los cruzados como caballerizas. Esta zona no está abierta al público, pero leímos que se puede concertar una visita.
Vamos siguiendo el recorrido de La Explanada de las Mezquitas, donde no nos cruzamos con nadie, ya que la mayoría de gente observamos que vienen en grupos organizados y se centran en la Cúpula de la Roca sin visitar el resto de La Explanada de las Mezquitas.
A medida que seguimos andando, tenemos unas vistas impresionantes de la Cúpula de la Roca que sólo se ven encubiertas por el cielo nublado que tenemos en este momento.

Vistas de la Cúpula de la Roca en La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
Cuando por fin llegamos a la Puerta Dorada, una de las 8 puertas de la Ciudad Vieja que se encuentra dentro de La Explanada de las Mezquitas y se encuentra totalmente sellada y envuelta por la incertidumbre.
En la mishná judía se hace referencia a la puerta oriental del templo y en su estructura se aprecian símbolos herodianos.
Además hay quién sostiene que es por donde el Mesías entrará a la ciudad.

Puerta Dorada en La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
Volvemos a seguir con nuestro recorrido y en esta zona ya empezamos a cruzarnos con más locales que recorren de manera mucho más rápida La Explanada de las Mezquitas.

La Cúpula de la Roca. La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
Cuando llegamos a la zona donde se concentran más turistas, paramos en una de las Escaleras de las Balanzas de las Almas donde los musulmanes creen que el Día del Juicio Final se colgarán balanzas para pesar las almas de los muertos en los arcos sostenidos por columnas al final de estas escaleras.

Escaleras de las Balanzas de las Almas. La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
En este punto, subimos por una de las Escaleras de las Balanzas de las Almas y nos encontramos con la Cúpula de la Ascensión, donde, según la tradición musulmana, rezó Mahoma antes de su ascensión a los cielos.

Cúpula de la Ascensión. La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
Recorriendo ya la Cúpula de la Roca no podemos hacer otra cosa que recorrer el recinto, con la boca abierta, ante esa imagen que hemos visto tantas veces y que ahora tenemos ante nuestros ojos.
No podemos comparar, ni nos gusta hacerlo, sentimientos, pero podemos decir que nos sentimos más o menos como cuando estuvimos frente al Taj Mahal en India.
Llegamos a la zona donde se encuentra la Cúpula de la Cadena, una versión más pequeña de la Cúpula de la Roca, que está ubicada en el centro exacto de la Explanada de las Mezquitas. Su construcción está envuelta en el misterio. Según una teoría bastante aceptada se trataría de una prueba previa a la construcción definitiva.
Otra teoría dice que es dónde se guardaba el tesoro de la Explanada de las Mezquitas.
Su nombre proviene de una leyenda según la cual, Salomón colgó una cadena de la cúpula y todo aquel que mentía al sostenerla era fulminado por un rayo.

La Cúpula de la Roca, junto a la Cúpula de la Ascensión y la Cúpula de la Cadena. La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
Hasta ahora no hemos mirado el reloj y cuando lo hacemos vemos que llevamos más de una hora y media y deberíamos ponernos en camino para hacer el resto de visitas que tenemos, más o menos programadas para hacer hoy.
Es lo que tiene hacer un viaje a Israel y Palestina con el tiempo marcado.
A medida que nos alejamos, no podemos evitar girarnos de nuevo para volver a contemplarla. Pese a que sabemos que volveremos otro día, es algo que no podemos impedir y continuamos haciendo hasta que llegamos a la Puerta de los Algodoneros, que es por donde saldremos esta vez a la Ciudad Vieja.

La Cúpula de la Roca. La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén

Puerta de los Algodoneros. La Explanada de las Mezquitas. Ciudad Vieja. Jerusalén
La Puerta de los Algodoneros es la puerta más imponente de todas las puertas del recinto y desde ella accedemos al mercado de los vendedores de algodón o zoco Al-Qattanin.

Zoco de los Algodoneros. Ciudad Vieja. Jerusalén. Israel
Damos una vuelta por el Zoco de los Algodoneros y conforme salimos a las zonas que no están cubiertas, vemos que empieza a chispear, así que cambiamos un poco los planes y nos adentramos en el barrio musulmán, donde aprovechamos para comprar 4 croisants de chocolate y un agua por 7 shekels.

Tienda de incienso en el Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
Nada más empezar a recorrer el barrio musulmán, ya intuimos que será uno de los barrios que más nos guste de Jerusalén.
Tiene ese ambiente especial de las ciudades árabes que tanto nos gusta.

Vida en el Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén

Comprando croissants en el Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
Llegados a este punto y viendo que el cielo sigue bastante cubierto, nos ponemos en camino hacía el barrio cristiano, donde queremos visitar la Iglesia de Santa Ana.

Llegando al Barrio Cristiano. Ciudad Vieja. Jerusalén
Para llegar a la Iglesia de Santa Ana tenemos que recorrer un tramo de la Vía Dolorosa y nada más ver uno de los cárteles que indican que ya estamos en esta calle, volvemos, otra vez, a notar ese cosquilleo que viene siendo muy habitual en nuestro viaje a Israel y Palestina.

La primera vez que pisamos la Vía Dolorosa en el Barrio Cristiano. Ciudad Vieja. Jerusalén
También vemos por primera vez, las primeras muestras de inmensa fe que se traslada en los grupos organizados a portar una cruz durante todo el trayecto por la Vía Dolorosa, mientras son grabados y animados por el guía y el resto del grupo.

Portando una cruz por la Vía Dolorosa en el Barrio Cristiano. Ciudad Vieja. Jerusalén
Una vez que pasamos por la III estación de la Vía Dolorosa, el cielo nos da un respiro y empieza a salir el sol, por lo que decidimos volver a internarnos en el barrio musulmán para llegar hasta la Puerta de Damasco y así conocer la segunda de las puertas de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Ésta fue una de las cosas que leímos y que nos recomendaron si teníamos tiempo, intentar conocer las ocho puertas de la Ciudad Vieja.
Esperamos poder tener tiempo y conocerlas!!

Vía Dolorosa en el Barrio Cristiano. Ciudad Vieja. Jerusalén

Camino a la Puerta de Damasco en el Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
Volvemos a sentir el aroma característico del barrio musulmán, ese que tanto nos gusta y con el que nos dan ganas de sentarnos en cualquier peldaño para ver simplemente, la vida pasar.
Pero hoy tenemos el día bastante completo y tenemos que conformarnos con sacar la cámara y quedarnos con las instantáneas de ese barrio que tanto nos está gustando.

Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
Llegamos a la Puerta de Damasco que se abre a un microcosmos del mundo palestino, vendedores cargando con sus mercancías, familias haciendo picnics en los peldaños, señoras vendiendo hierbas con vestidos de complejos bordados…
La forma actual de la Puerta de Damasco data de los tiempos de Solimán el Magnífico, aunque existía otra en el mismo lugar, mucho antes de la llegada de los turcos.

Puerta de Damasco en el Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
Una vez vemos el ambiente de la zona, volvemos sobre nuestros pies para llegar a la Iglesia de Santa Ana y vemos en nuestro mapa que estamos lo bastante cerca de la Puerta de los Leones como para acercarnos después y así conocer la tercera puerta de hoy.
Llegamos a la Iglesia de Santa Ana, una iglesia que está rodeada de árboles y escombros acumulados a lo largo de los tiempos.

Camino de la Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén

Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén
Tiene un aspecto de yacimiento arqueológico dentro de la Ciudad Vieja. En la tradición popular, se cree que este fue el hogar de Joaquín y Ana, los padres de la Vírgen María.

Entrada a la Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén

Interior de la Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén

Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén

Cripta donde nació María. Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén
Por otro lado, junto a la Iglesia de Santa Ana se encuentra las impresionantes ruinas que rodean la biblíca piscina de Bethesda.

Ruinas al lado de la Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén

Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén

Vistas de la Iglesia de Santa Ana. Ciudad Vieja. Jerusalén
Estamos en la Iglesia de Santa Ana algo más de media hora y no nos damos de que el tiempo pasa. Habíamos leído que la iglesia presume de una acústica envidiable y tenemos la suerte de poder comprobarlo al asistir a un grupo espontáneo que se ponen a entonar cánticos religiosos.
Después de estar escuchándolos un rato, nos ponemos en camino hacía la Puerta de los Leones donde no tardamos mucho tiempo en llegar.
Por ésta se accede al Monte de los Olivos y a Getsemaní donde vendremos otro día que ya tenemos planificado.
A pesar de que Solimán la bautizó como Puerta de Jordania el nombre nunca caló hondo y pasó a ser conocida como Puerta de San Esteban en honor al primer mártir cristiano lapidado en un lugar cercano. Su nombre hebreo, Puerta de los Leones, es una referencia de las dos parejas de leones heráldicos esculpidas a ambos lados del arco.

Puerta de los Leones. Ciudad Vieja. Jerusalén
Y una vez que estamos aquí, nos miramos y decidimos que porqué no ir hasta la Puerta de Herodes que está aquí al lado? Y eso hacemos, volvemos a entrar en el barrio musulmán, para encontrarnos con varias escenas que nos harán sacar las cámaras para intentar inmortalizarlas.

Uno de los detalles del Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén

Imagen en blanco y Negro. Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
Y llegamos a la Puerta de Herodes, donde a tan solo 100m al este se encuentra el punto elegido por los cruzados para internarse a través de la muralla en el 1099.
Su nombre deriva de la creencia errónea que sostenían los peregrinos de los s. XVI y XVII, de que un edificio próximo fue otrora el palacio de Herodes Antipas. En hebreo se conoce como la Puerta de la Flor.

Puerta de Herodes. Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
Y con ésta ya hemos conocido 4 de las 8 puertas de la Ciudad Vieja y eso que es nuestro primer día en Jerusalén!!
Vemos que ya es la hora de comer y volvemos a recorrer el barrio musulmán donde compramos 5 postales y sellos por 48 shekels.

Colorido en el Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén

Barrio Musulmán. Ciudad Vieja. Jerusalén
La idea es ir a comer a un restaurante, la Pizzería Basti que está enfrente de la IV estación de la Vía Dolorosa que está muy recomendado en los foros y en la guía.

Pizzería Basti en la Vía Dolorosa. Ciudad Vieja. Jerusalén
Y allí acabamos llegando. Nos sentamos en una terracita, justo enfrente de la IV estación, en plena Vía Dolorosa, con wifi gratis y con un menú de falafel, una pizza, dos refrescos y dos té con menta por 100 shekels. No se le puede pedir más a un restaurante!!

Menú de falafel de la Pizzería Basti. Ciudad Vieja. Jerusalén

Vistas desde la Terraza de la Pizzería Basti. Ciudad Vieja. Jerusalén

Detalle del interior de la III estación…Ciudad Vieja. Jerusalén
Desde la terraza tenemos unas vistas excelentes de la Vía Dolorosa, pero no es sólo eso lo que nos hace quedarnos más de lo normal, es el hecho de estar en un sitio perfecto donde ver la vida pasar, lo que nos hace perder la noción del tiempo…

Vía dolorosa desde la Pizzería Basti. Ciudad Vieja. Jerusalén

Imágenes encontradas…Ciudad Vieja

Aprovechando el momento para escribir unas postales en la Pizzería Basti. Ciudad Vieja. Jerusalén
Después de estar más de una hora en la terraza de la Pizzería Basti hacemos una parada técnica en el Barrio Musulmán para comprar incienso, mirra y un quemador que vi cuando pasamos hacía la Iglesia de Santa Ana y no puedo quedarme con las ganas de llevármelo a casa.
De aquí nos vamos hacía El Cardo, donde estuvimos ayer por la tarde, pero al que le debíamos otra visita, esta vez con más profundidad y a la luz del día.
Es como una amplia disección de norte a sur y es una reconstrucción de la calle principal de Jerusalén de tiempos romanos y bizantinos.

El Cardo Maximis. Ciudad Vieja. Jerusalén

Atravesando el Cardo. Ciudad Vieja
Hubo un tiempo en el que recorría todo el ancho de la ciudad hasta lo que hoy es la Puerta de Damasco, pero actualmente comienza al sur de David St, el zoco turístico, sirviendo de entrada principal al Barrio Judío desde las zonas cristiana y musulmana.

Cardo. Ciudad Vieja
Como ilustra el mosaico de Madaba del s.VI, donde estuvimos hace unos años en nuestro viaje a Jordania, el el Cardo habría sido una ancha avenida con columnas flanqueada por soportales techados.

Réplica del Mosaico de Madaba. Ciudad Vieja. Jerusalén
La idea inicial no era ir hoy al Barrio Judío, pero teniéndolo al lado y viendo que el cielo vuelve a estar bastante gris, creemos que lo mejor que podemos hacer es ir ahora a visitar la Plaza de Hurva y las sinagogas.

Plaza de Hurva. Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén
Al principio nos cuesta un poco ubicarnos en el Barrio Judío, pero después de darle algunas vueltas al mapa y comprobar que la Sinagoga de Hurva está cerrada, pese a que en la guía indica que debería estar abierta, nos vamos en busca de las cuatro sinagogas sefardíes.

Sinagogas Sefardíes. Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén
Pagamos 10 shekels por persona y entramos en la primera de ellas.
De las 4 sinagogas, 2 de ellas datan del s. XVI.
En cumplimiento con una ley de la época, que determinaba que las sinagogas no podían ser más altas que los edificios aldeaños, este conjunto alcanzó una altura mínima.
En la guía ya indican que si se dispone de poco tiempo, la recomendación es visitar la sinagoga Ben Zakai de 400 años de antiguedad.

Sinagogas Sefardíes. Interior de la Sinagoga Ben Zakai. Barrio Judío
No dedicamos demasiado tiempo a esta visita, no por qué no la encontremos interesante, si no quizás lo que nos pase es que hoy es un día tan lleno de sorpresas que estamos agotados…

El cielo empieza a ponerse feo…Sinagogas Sefardíes. Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén
No contentos con todo lo que hemos visto hoy, nos proponemos otra visita más, El Muro Ancho, pero antes nos dedicamos a recorrer el Barrio Judío, sin ningún plano. Esta es la mejor forma de encontrar y ver los detalles que se te escapan si siempre vas pendiente de un plano.

Detalles del Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén

Puerta en el Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén

Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén
A medida que nos vamos alejando un poco del Barrio Judío parece que el cielo vuelve a recobrar su color azul, pero eso no es razón suficiente para que nosotros no sigamos en nuestro empeño de recorrer el barrio y ahora buscar el Muro Ancho.

Colores en el Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén

Blanco y Negro en el Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén
Por más que queremos y más que lo intentamos, no tenemos manera de dar con el Muro Ancho y al final, casi a punto de desistir, empezamos a preguntar hasta que conseguimos verlo entre unos edificios.
El Muro Ancho, se sitúa al este del Cardo y al norte de Hurva Sq., en lo que parece un terreno abandonado entre unos bloques de apartamentos.
Se trata de un tramo expuesto de unas ruinas de una muralla de piedra fortificada de los tiempos de Ezequias.

Muro Ancho. Barrio Judío. Ciudad Vieja. Jerusalén
Después de lograr encontrarlo por fin y animados por esto, nos vamos en busca del punto que se indica en la guía desde donde se puede subir a los tejados de Jerusalén y desde donde dicen, se tienen unas vistas espectaculares de la ciudad.
Pero antes volvemos a pasar por la zona del Cardo, aunque esta vez nos recreamos más en la parte comercial.

Portal de la Zona comercial del Cardo. Ciudad Vieja. Jerusalén

Zona comercial del Cardo. Ciudad Vieja. Jerusalén
Salimos del Barrio Judío en busca de ese sitio que nos conduzca a ese Paseo entre los Tejados de Jerusalén y que se encuentra entre Habad St. y St. Mark\’s Rd.
Son unas escaleras de metal que conducen a los tejados de los mercados de David St. y Al-Wad.

Subimos hacía un Paseo por los Tejados de Jerusalén. Ciudad Vieja. Jerusalén
Durante el día se puede ver el bullicio del mercado a través de los conductos de ventilación.
No es muy fácil encontrar el sitio y nosotros, después de un buen rato dando vueltas, cuando nos decidimos a preguntar, nos indicaron perfectamente por donde teníamos que encontrarlo.
La verdad es que desde que empezamos nuestro viaje por Israel y Palestina, podemos decir que en ningún momento nos hemos sentido “estafados” o “engañados” cuando hemos preguntado, al revés, nos han ayudado en todo y sin pedir nada a cambio.
Una vez que encontramos las escaleras que nos conducen a los Tejados de Jerusalén no nos podemos creer lo que tenemos ante nuestros ojos.
Son las vistas más espectaculares de la ciudad que nos podíamos imaginar.
Mejor os dejamos algunas fotos para que podáis comprobarlo!

Paseo por los Tejados de Jerusalén. Ciudad Vieja. Jerusalén

Santo Sepulcro en un Paseo por los Tejados de Jerusalén. Ciudad Vieja. Jerusalén

Paseo por los Tejados de Jerusalén. Ciudad Vieja. Jerusalén

Empieza a atardecer dando un Paseo por los Tejados de Jerusalén. Ciudad Vieja
Estamos en los Tejados de Jerusalén más de media hora, sin poder apartar la vista de la ciudad que tenemos a nuestros pies.
Hoy está siendo un día muy intenso en nuestro viaje a Israel y Palestina.
Y como que parece que la tarde se está animando y tarda en ponerse el sol, nos ponemos en camino hacía el Barrio Armenio, donde nos encontramos con la Iglesia de San Marcos, que está cerrada, pero tenemos la suerte de encontrarnos con una monja, que nos abre y nos explica la gran historia de la iglesia y la suya propia.
Sin duda ha sido uno de los momentos más surrealistas en los que nos hemos encontrado, pero al mismo tiempo, uno de los más interesantes que hemos podido tener en una ciudad como Jerusalén y en una iglesia como es la Iglesia de San Marcos, que es el hogar de la comunidad sitio-ortodoxa de Jerusalén y que consta de unos 200 miembros.

Iglesia de San Marcos. Barrio Armenio. Ciudad Vieja. Jerusalén
Los sirios-ortodoxos creen que la capilla, situada en Ararat St. se alza sobre lo que fue la casa de María, madre de San Marcos y donde Pedro acudió tras ser liberado de la cárcel por un ángel.
También se dice que la Virgen María fue bautizada aquí y según su tradición, fue aquí y no en el Cenáculo donde se celebró la Última Cena.

Interior de la Iglesia de San Marcos. Barrio Armenio. Ciudad Vieja. Jerusalén
Después de esta gran experiencia, cuando salimos, ya es de noche, por lo que nos ponemos en camino al Barrio Cristiano, donde hacemos algunas compras más de incienso.

Abasteciéndome de más incienso!! Ciudad Vieja. Jerusalén

Detalle de la tienda de incienso y especias. Ciudad Vieja. Jerusalén
Recorriendo el Barrio Cristiano nos cruzamos con una pastelería que tiene una pinta impresionante. Nos quedamos con su “cara” para poder volver otro día!!

Pastelería en el Barrio Cristiano
Jerusalén cambia muchísimo a la luz de la luna, es una ciudad que parece hacerse más pequeña cuando se pone el sol y ahora, aunque ya es tarde, nos apetece pasear por esas calles que hace tan solo unas horas estabas rebosantes de vida.

Blanco y Negro. Barrio Cristiano
Cuando nos miramos el reloj son más de las 7 de la tarde y nos damos cuenta que nos hemos perdido.

Barrio Cristiano. Ciudad Vieja. Jerusalén
No sabemos donde estamos y nos es difícil ubicarnos y orientarnos, pero de pronto nos encontramos con un cártel que nos hace darnos cuenta donde estamos…no nos lo podemos creer…Hemos llegado al Santo Sepulcro!!

Santo Sepulcro. Barrio Cristiano. Ciudad Vieja. Jerusalén
A estas horas hay gente, mucha, a las puertas del Santo Sepulcro, Roger me mira, intentando ver mi aprobación en la cara para entrar, pero inmediatamente le digo que no.
Tengo la idea de recorrer la Vía Dolorosa al completo antes de entrar en el Santo Sepulcro y aunque hoy no hayamos cumplido el planning que traímos no significa que esa parte no la cumpla.
Eso sí, no podemos hacer otra cosa que sentarnos delante y quedarnos unos minutos disfrutando de la paz que se respira en este rincón de la Ciudad Vieja de Jerusalén, que sólo se interrumpe ante unos italianos que se “dejan ver” por su tono de voz más elevado que el de la gente que estamos aquí.

Santo Sepulcro a la luz de la luna… Barrio Cristiano. Ciudad Vieja
Volvemos a mirar el reloj y son casi las 8 de la tarde. Llevamos más de 12 horas sin parar y eso empezamos a notarlo, así que decidimos que es el momento de despedirnos de la Ciudad Vieja de Jerusalén y ponernos en camino hacía la Puerta de Jaffa, que será la que nos lleve de nuevo a nuestro alojamiento, el Abraham Hostel.

La Torre de David a la luz de la luna. Ciudad Vieja
Con la hora que es no nos paramos demasiado en buscar un sitio donde cenar y nos vamos directamente al mismo restaurante donde estuvimos ayer, donde pedimos una pizza, un plato de pasta, dos refrescos y un postre por 152 shekels.
No tardamos demasiado en volver a coger nuestras mochilas y volver a recorrer la Calle Jaffa camino del Abraham Hostel.
Hoy estamos rendidos, hoy nos cuesta hasta mantener los ojos abiertos mientras escribimos algunos emails y repasamos las fotos que hemos podido hacer durante todo el día.
Hoy nos dormimos, recostados en la almohada de nuestra cama del Abraham Hostel con una imagen…

La Cúpula de la Roca
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