Día 12 : Lhasa – Lago Namtso en Tíbet
Hoy ha tocado despertamos antes de lo habitual ya que hemos quedado con Pasang a las 7 para ir al Lago Namtso en Tíbet, uno de los lugares que más ganas teníamos de conocer en este viaje y que por fin, podremos disfrutar hoy.
Después de una ducha y un café rápido, salimos del Tashitakge Hotel Lhasa, para encontrarnos con Pasang y nos ponernos en marcha para la visita de hoy. El trayecto en coche será de aproximadamente 5 horas de ida y 5 de vuelta, ya que el Lago Namtso aunque sólo está a 270 kilómetros de Lhasa, hay muchos radares de velocidad en el camino, por lo que el trayecto se alarga tanto, como para duplicar el tiempo que tardaríamos en cualquier carretera española.
Aquí, por lo que nos cuentan, son muy habituales además de los radares, los controles de velocidad. Estos, como podemos ver hoy en el trayecto al Lago Namtso en Tíbet, son algo raros, por decirlo de alguna manera.
Llegas a un punto de la carretera donde hay una pequeña oficina donde te entregan un papel y donde hay un cártel en el que se indican los minutos que debes tardar en recorrer los siguientes x kilómetros. Hasta aquí todo podría ser lógico, de no ser por las equivalencias, que son totalmente desórbitadas, del estilo tener que recorrer 30 kilómetros en 65 minutos, en una carretera correctamente asfaltada, sin curvas, en la que se podría ir perfectamente a 70-80 kilómetros por hora.
Es por este motivo por el que en muchas ocasiones los trayectos en coche en Tíbet se hacen interminables, aunque con la inmensa suerte para nosotros los turistas, que podemos deleitarnos con los increíbles paisajes y escenas que van sucediendo mientras recorremos esta increíble tierra.
Nada más salir de la ciudad tomamos la carretera que discurre paralela a la vía por la que llegamos a Lhasa en el Tren de las Nubes, hace ya casi una semana, desde donde disfrutamos de unos paisajes impresionantes, salpicados de pequeñas poblaciones, que hacen de este inicio del viaje un momento único.

Las montañas en esta época aún están nevadas y se ven de tal forma que parecen dulces de merengue, regalándonos unas imágenes realmente increíbles, que nos hacen no separar la vista de las ventanillas del coche en todo el trayecto, además de confirmar lo que ya pensábamos: sólo por estos paisajes ya merece la pena el viaje al Tíbet.
Hacemos la primera parada en el trayecto de Lhasa al Lago Namtso en Tíbet cuando son las 9:30, en una zona en la que hay baños, donde aprovechamos a entrar y más después de estar bebiendo bastante agua para combatir el mal de altura, sobre todo a partir de hoy, que llegaremos a los 5000 metros y en los próximos días, que ya empezaremos la ruta por el Tíbet.

En este punto ya estamos a 4300 metros y 0 grados, que notamos en nuestro cuerpo, tanto por el frío como por la sensación de cansancio después de caminar durante unos minutos, intentando pasear rodeados por estos increíbles paisajes y vistas espectaculares con las montañas nevadas de los alrededores.
Por el momento el mal de altura no nos está afectando demasiado, aunque sí que notamos cierto cansancio y algo de fatiga, pese a llevar ya 5 noches durmiendo en Lhasa a 3650 metros. Y es que como habíamos leído y nos recomendaron, no conviene dejar de estar alerta a los síntomas, ya que pueden aparecer en cualquier momento, aunque ya lleves algunos días de adaptación.
Proseguimos el viaje, siempre rodeados de paisajes que no olvidaremos, para a las 11 de la mañana llegar al lugar en el que hay que comprar los tickets de acceso al Lago Namtso, que Pasang compra mientras nosotros pasamos el control de permisos y pasaportes y Tre nos espera con el coche el el otro lado.

A partir de este momento empieza un ascenso entre montañas nevadas, impresionantes, donde pasamos por el paso Lakenla a 5186 metros de altura, para después emprender un descenso hasta el Lago Namtso, ubicado a 4718 metros.
Como era de esperar, en este punto del viaje toca hacer una parada para ver las vistas y disfrutar de la máxima altitud a la que hemos estado hasta el momento en este viaje.


A estas alturas del día, nuestro cuerpo sigue comportándose bastante bien, aunque yo (Vanessa), tengo una ligera fatiga que me hace avanzar un poco más lenta y sobre todo, tomar especial cuidado en hacer esfuerzos y seguir bebiendo agua para estar lo más hidratada posible.

Llegamos al Lago Namtso en Tíbet a las 12 del mediodía, momento en el que Pasang y Tre nos dejan en la zona para que disfrutemos de ella durante algo más de una hora, después de darnos las explicaciones y sobre todo, advirtiéndonos de la altitud a la que estamos y la necesidad de tomarnos las cosas con tranquilidad para evitar problemas.
Lago Namtso en Tíbet o Nam Co, un lago sagrado tibetano, a casi 5000 metros de altura
El Lago Namtso en Tíbet es el segundo lago de agua salada más grande de China y además está considerado por los tibetanos como uno de los tres lagos sagrados. Con algo más de 70 kilómetros de largo y 30 de ancho y los 7000 metros de altura de algunas de las montañas que lo rodean, este es uno de los paisajes más increíbles que hemos visto hasta el momento.
Desde el parking, donde hay una zona de baños, sin puertas y a la turca, además de varios restaurantes y tiendecitas, en las que incluso venden pequeñas botellas de oxígeno, que vemos utilizar a varios turistas, desde donde se baja una pequeña pendiente, desde la que ya se empieza a ver el Lago Namtso al fondo.

Hay que decir que desde cualquier zona las vistas son excelentes, pero hay que tener en cuenta que el lago es inmenso, por lo que merece la pena centrarse en un par de zonas y disfrutarlas al máximo, para evitar tener que estar corriendo de un lado a otro.


No nos hace falta más de un minuto en la orilla para confirmar lo que pensábamos. El Lago Namtso en Tíbet es naturaleza en estado puro.
Por lo que habíamos leído, a mediados de abril empieza el deshielo, y en esta época ya debería estar prácticamente sin hielo, pero nos encontramos en contra de las previsiones, con la mayor parte del lago helado, llevándonos unas imágenes que no nos esperábamos y que tenemos que confesar, son un gran regalo para nosotros.


Debido a la altitud, no podemos olvidar que el Lago está a 4700 metros y se pasa por un paso que está a más de 5000 metros, es recomendable hacer esta salida cuando ya lleves unos días en Lhasa, ya que el desnivel de más de 1000 metros no es para tomárselo a broma.
En el Lago Namtso en Tíbet, hay cinco pequeñas islas, que según nos cuenta Pasang, hace años, ocupaban peregrinos, que cruzaban el lago helado en invierno, para pasar allí el verano, esperando a que el lago volviese a helarse en el nuevo invierno, para volver a cruzarlo y regresar a tierra firme.
A día de hoy esto está prohibido por las autoridades, por lo que estas pequeñas islas están totalmente deshabitadas.


Aunque el lago está helado, hay que ser conscientes que estamos en plena época de deshielo, por lo que empiezan a verse algunas zonas en las que empieza a circular el agua y otras zonas en las que el hielo se empieza a rasgar con el peso.
Ante esto, es muy recomendable ir con mucho cuidado y evitar hacerse las típicas fotos saltando, algo que vemos hace algún que otro turista, arriesgándose primero a sufrir las consecuencias del mal de altura y segundo a caer al agua si el hielo acaba por romperse.

Frente al Lago Namtso en Tíbet está el pequeño Monasterio Thasi Dor, que verás tanto desde el aparcamiento como desde el propio lago, en el que a día de hoy viven algunos monjes.

Después de algo más de una hora en la zona, disfrutando de unos paisajes increíbles, decidimos que ha llegado el momento de comer. Es en este instante cuando más nos acordamos de Pasang y sus recomendaciones de traer algo para comer. Ya no solo por los locales que hemos visto en la zona y que creemos no nos hubiesen gustado demasiado, sino por la posibilidad de sentarnos frente al Lago Namtso en Tíbet y disfrutar de un picnic frente a uno de los paisajes más increíbles del mundo.

Son las 2:30 de la tarde cuando damos por finalizada la visita al Lago Namtso en Tíbet para ponernos en camino de vuelta a Lhasa, y hacer antes de llegar a la ciudad una visita al Monasterio Tshurpu, que nos viene de camino.
Recuerda que cualquier viajero extranjero que quiera viajar al Tíbet debe hacerlo a través de una agencia (ES IMPOSIBLE VIAJAR AL TÍBET POR LIBRE), ya sea agregándose a un grupo o de forma privada y tener, antes de entrar en Tíbet, una ruta fija, que la agencia habrá presentado y deberá estar aprobada por las autoridades chinas.
Para obtener el visado y todos los permisos, es necesario que este itinerario esté aprobado por las autoridades. Además no es posible modificar el itinerario sobre la marcha, algo muy importante a tener en cuenta, ya que te obligará a tener claro qué quieres visitar desde el primer momento, ya que en base a eso, la agencia gestionará los permisos.
En nuestro caso hemos viajado con The China Guide, quien nos gestionó todos los permisos después de diseñar juntos un itinerario personalizado, con guía en español y que nos ha llevado a disfrutar como nunca hubiésemos imaginado de este lugar tan mágico.
Pero son casi las 5 de la tarde, cuando estamos a pocos kilómetros cuando nos encontramos con un atasco monumental en medio de la carretera, debido a un gran colapso por la cantidad de caminiones que hay, que hacen que nuestros planes empiecen a truncarse, ya que nos encontramos colapsados y parados y con la hora que es no tiene muy buena pinta.
Al final son más de las 6 de la tarde y viendo que no avanzamos, Pasang nos propone hacer un cambio y quitar del recorrido el Monasterio Tshurpu, donde no llegaremos por la hora que es y visitar el Monasterio Sakya, el día que vayamos al Campamento Base del Everest, que por lo que nos cuenta, es impresionante.
Aceptamos encantados este cambio de planes, así que llama a la agencia para confirmar este cambio y que comprobar que tengamos los permisos para poder acceder, y con todo confirmado, nos nos queda otra que sacar los snacks que nos quedan, más los que llevan Pasang y Tre y hacer un pequeño picnic en la carretera hasta que por fin, cuando son las 7 de la tarde empezamos a circular de manera «normal«, para llegar a Lhasa cuando son prácticamente las 9 de la noche.
Siendo esta hora y viendo que el día está bastante despejado, en contra de la previsión del tiempo, les comentamos que nos dejen directamente en la zona del Centro Comercial Times Square, para cenar por allí y después aprovechar para hacer las fotografías de noche del Palacio de Potala.
Y dicho y hecho, aunque la cena que teníamos prevista la cambiamos por algo más rápido, un menú en el KFC y es que la verdad es que hoy no tenemos mucha hambre después de las horas que llevamos en el coche y la altitud, así que después de esta improvisada cena, cuando son las 10 de la noche y viendo que ya es noche cerrada, nos ponemos en camino al Palacio de Potala, a poco más de 1 kilómetro de donde estamos.
Seguimos la misma ruta que hicimos ayer que hacer en Lhasa, excluyendo el kora del Potala y empezando nuestra visita por el lago que hay justo frente al Potala y donde la noche nos deja una visión realmente espectacular, con el increíble Palacio de Potala reflejándose en el agua.

Desde aquí seguimos a la Gran Plaza, donde a esta hora no hay nadie, y donde como esta mañana, podemos hacer las fotografías en total soledad, algo que tenemos que decir se agradece y mucho y más en un lugar como este.

Seguimos el camino hasta Yaowang Mountain, el increíble mirador, donde disfrutamos de unas increíbles vistas del Potala, que no sabríamos decir si son incluso, más impresionantes que las que pudimos disfrutar ayer durante la mañana.


Son aproximadamente las 11 de la noche cuando decidimos que ha llegado el momento de volver al Tashitakge Hotel Lhasa y más después del día que llevamos hoy por lo que toca volver la vista atrás por última vez y llevarnos la que sea, probablemente, la última imagen que tengamos del Palacio de Potala al caer la noche…

Intentamos parar un par de taxis pero no tenemos suerte, directamente por no querer parar o por no entendernos, ya que uno que se para, directamente cuando le enseñamos la dirección del hotel nos dice que que no por señas, así que optamos por pedirle a un tuk tuk que nos lleve hasta el hotel. Después de unos minutos de negociación, en los que intervienen varios conductores, nos dice que nos lleva por 30RMB, que contando que estamos aproximadamente 2 kilómetros y medio del hotel y el tuk tuk no es a motor, sino que es una bicicleta, enontramos un precio más que razonable.
Y así, después de 20 minutos, y darle una propina de 20RMB después de ver el esfuerzo que había hecho, llegamos a nuestro hotel y nuestra cama, que nos espera con los brazos abiertos para darnos cobijo hasta mañana, día en el que empezaremos la ruta por el Tíbet que nos llevará hasta el Campamento Base del Everest, con el que cumpliremos otro de nuestros sueños viajeros.
Seguro de viaje a Tíbet
Algo que tenemos que tener muy presente en cualquier viaje es hacerlo con un seguro de viaje. En un destino como Tíbet, en el que estarás sobre los 3000 metros de altitud, además debes tener en cuenta que tu seguro de viaje cubra cualquier necesidad a esa altura, ya que la mayoría de seguros no lo cubren.
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