Día 17 : Amanecer en el Everest – Monasterio Rongbuk – Shigatse
El amanecer en el Everest en esta época del año tiene lugar sobre las 7:40 de la mañana, así que anoche, después de llegar al Campamento Base del Everest en Tíbet, pusimos el despertador a las 7 de la mañana, pensando sobre todo, en tener unos minutos extra por si nuestro cuerpo no reacciona todo lo bien que esperábamos.
Pese a este miedo, tenemos que decir que hemos dormido toda la noche del tirón, sin ninguna molestia o malestar, algo que se ha mantenido por la mañana y a lo largo de todo el día, sorprendiéndonos mucho, ya que después de todo lo que habíamos leído y nos habían contado, esperábamos como mínimo, tener algún malestar.
Ante esta buena situación, lo primero que hacemos es recoger la habitación e ir al baño compartido del Rongbuk Monastery Guesthouse, donde nos hemos alojado esta noche.
Intuyendo la temperatura exterior, nos ponemos alguna capa más de ropa, incluida camiseta térmica, salimos a la calle para encontrarnos con unas vistas soberbias del Everest bañado por el sol y totalmente descubierto, algo que sólo suele ocurrir en esta época del año y tenemos la inmensa suerte de poder contemplar y vivir en estos momentos.


Después de hacer fotos y más fotos, pasear por la zona, sin forzar el cuerpo, pese a que nos encontramos perfectamente, cuando son las 7:30 de la mañana, volvemos a la guesthouse, donde nos tomamos un café que nos reconforta y nos da más vida de la que tenemos en estos momentos después de una de las visiones más increíbles que hemos tenido nunca, acompañado de una tortilla y panqueque, que es el desayuno que sirven, disfrutando de unas vistas increíbles del Everest frente a nosotros.


Después de tener el cuerpo a pleno rendimiento y con Pasang y Tre también listos, guardamos las mochilas y la bombona de oxígeno en el coche y recorremos el corto trayecto que hay hasta las tiendas de campaña que sirven como «hotel» a los que quieren alojarse en este tipo de alojamiento, del que hablábamos ayer en las diferentes opciones de alojamiento en el Campamento Base del Everest.
Aquí debemos dejar el coche, y subirnos a un autobús que por 25RMB por persona y un trayecto de algo menos de un kilómetro nos lleva hasta el Campamento Base, propiamente dicho, del Everest.
Y así, con una temperatura de -10 grados, nos ponemos en marcha para tener mucho más cerca este increíble espectáculo de la naturaleza.



Tenemos que decir que describir lo que hemos vivido y lo que hemos sentido, es prácticamente imposible. Solo podemos decir que llegar hasta aquí y estar frente al Everest, te hace darte cuenta de muchas cosas. De como cada uno de nosotros tenemos nuestro «propio Everest» y como, después de un viaje de este tipo, podemos y debemos ser capaces de dejar todos nuestros miedos allí.
Sin lugar a dudas, este viaje al Tíbet ha representado para nosotros un antes y un después y uno de los viajes que estamos seguros, no olvidaremos jamás.

Después de pasar aquí unos 40-45 minutos, en los que podemos decir que prácticamente hemos estado solos, dicen que esto en verano es un hervidero de turistas, pese a que el techo del mundo no se deja ver en esa época.
Pese a esto que decimos, creemos que esto no debería ser motivo para no venir, te aseguramos que el viaje en sí, el camino hasta aquí, el recorrido con todas las visitas, el reto que supone a tu cuerpo la altitud y ver, finalmente, el Everest, es algo que se puede compartir con más viajeros, aunque en algunos momentos, pueda resultar incómodo. Eso sí, si tienes la oportunidad de viajar en abril o mayo, es la mejor época.
Nosotros estamos aquí el tiempo prudencial que nos permite disfrutar del lugar, hacer fotos, llevarnos algunos recuerdos en forma de piedras blancas que Pasang nos explica que dan buena suerte y representan a la Diosa y colgar unas banderas de oración que llevamos con nosotros desde que llegamos y con las que hemos dejado mucho y nos hemos llevado aún más de este viaje al Tíbet y al Campamento Base del Everest.


“Quien ha escuchado alguna vez la voz de las montañas, nunca la podrá olvidar”. Proverbio Tibetano
Con las manos ya completamente heladas, volvemos a subirnos a uno de los mini buses, desde el que no podemos dejar de girar la cabeza en busca de las últimas imágenes del Everest. Una vez de nuevo en la zona de las tiendas de campaña, le pedimos a Pasang unos minutos extra, para disfrutar de esta zona, desde donde también se tienen unas increíbles vistas del Everest y desde donde nos despedimos del Techo del Mundo, esperando volver a vernos algún día.


Después de este tiempo extra, volvemos al coche donde nos espera Tre para hacer la segunda visita del día, el Monasterio Rongbuk, justo frente a nuestro alojamiento de esta noche, y donde disfrutamos de un increíble amanecer en el Everest esta mañana, que nos recibe en la sala principal con sus monjes rezando. No hubiésemos podido pedir mejor forma de finalizar este viaje que esta.


El Monasterio Rongbuk es el monasterio principal del Valle del Everest y también está considerado como el monasterio ubicado a mayor altura del mundo, a 5200 metros sobre el nivel del mar, aunque cuando le preguntamos por este dato a Pasang, nos comenta que él no cree que sea así y que seguro, hay alguno a más altura.
El monasterio es muy pequeño y se visita en poco tiempo, aunque lo realmente espectacular es el lugar en el que se encuentra y las vistas que se tienen desde él del Everest, además de ser protagonista de una de las imágenes más típicas de esta zona, con el chorten en primer plano y el Everest de fondo.

Pese a que el cuerpo nos ha estado reaccionando perfectamente durante toda la mañana, evitamos hacer esfuerzos excesivos, así que disfrutamos de la zona y de las vistas paseando lentamente, además de con esto, intentar retrasar el momento de despedirnos de uno de los lugares más increíbles que hemos tenido la suerte de poner conocer.

Son casi las 11 de la mañana cuando empezamos el viaje de vuelta a Lhasa, que hoy nos llevará a Shigatse donde dormiremos en el Shigatse Hotel y donde llegaremos después de 7-8 horas de coche.
Probablemente después de leernos, te preguntarás si vale la pena hacer un trayecto tan largo únicamente para ver el Everest. Después de nuestra experiencia sólo podemos decirte una cosa: definitivamente sí.
El Everest es el punto final, es la guinda, es ese momento en el que el sol te da en la cara y te olvidas de todo y entiendes que no necesitas más que eso para ser feliz.
Pero es realmente el camino hasta el Everest lo que realmente te hace llegar a ese momento, con todas las curvas del camino. Con todos los retos, sobre todo físicos, debido a la altitud. Con todas las diferencias culturales con las que te vas encontrando y que al final, acaban demostrándote que en lo que realmente importa, en la verdadera esencia, somos mucho más parecidos de lo que creemos. Únicamente por eso, merece la pena cada segundo de este viaje al Tíbet.

Y así, recorriendo el camino de vuelta volvemos a llegar al segundo mirador en el que estuvimos ayer, desde donde vimos el Everest cubierto, pero desde donde hoy tenemos unas vistas sublimes de la cordillera del Himalaya, con el Everest despuntando y empezando a cubrirse ya, a estas horas del día.



Después de esta parada, toca seguir el trayecto, pasando de nuevo la zona de controles de seguridad para cuando son las 14:25 del mediodía, parar en el restaurante de un pueblecito donde comemos unos platos de arroz buenísimos, invitados por Pasang.
Después de una breve sobremesa de charla, nos ponemos de nuevo en camino, aún nos quedan 3 horas para llegar a Shigatse, volviendo a recorrer paisajes increíbles, salpicados de pueblecitos y gente labrando la tierra, que hacen del viaje en coche todo un «espectáculo«.
Y así, cuando son las 5:30 de la tarde, llegamos a Shigatse, acercándonos primero al Shigatse Hotel, donde dejamos las mochilas y donde nos damos una ducha, tan necesaria después de estar anoche en un alojamiento sin ducha y como no podía ser de otra forma, nos vamos a pasear por Shigatse, una ciudad bastante china«, pero que nos apetece conocer algo más de lo que hicimos el día que llegamos y que tantos lugares visitamos que ver en Tíbet.
En esta ocasión no nos llevamos las cámaras, ya que estamos deseando perdernos un poco, sin tener que pensar en las fotografías y nos perdemos por las calles de la ciudad, sin cruzarnos con ningún otro occidental, hasta llegar al Monasterio Tashilumpho, donde empezamos a cruzarnos con monjes, peregrinos y tiendecitas tradicionales, que el otro día no pudimos llegar a recorrer con tranquilidad y que hoy, disfrutamos a cámara lenta.
Son casi las 8 de la noche, cuando estando en esta zona de la ciudad aprovechamos para ir al restaurante donde comimos el otro día con Pasang y Tre y donde pedimos los mismos platos del otro día, momos, naan y filete de yak más refresco y cerveza por 116RMB, que nos regalan la mejor forma de acabar el día: disfrutando de la gastronomía tibetana.
Después de la cena, toca dar un paseo de 20 minutos por la ciudad para llegar de nuevo a nuestro hotel, donde después de trabajar un par de horas, nos rendimos al poder de la cama, esperando volver a ver en nuestros sueños otro increíble amanecer en el Everest.
Recuerda que cualquier viajero extranjero que quiera viajar al Tíbet debe hacerlo a través de una agencia (ES IMPOSIBLE VIAJAR AL TÍBET POR LIBRE), ya sea agregándose a un grupo o de forma privada y tener, antes de entrar en Tíbet, una ruta fija, que la agencia habrá presentado y deberá estar aprobada por las autoridades chinas.
Para obtener el visado y todos los permisos, es necesario que este itinerario esté aprobado por las autoridades. Además no es posible modificar el itinerario sobre la marcha, algo muy importante a tener en cuenta, ya que te obligará a tener claro qué quieres visitar desde el primer momento, ya que en base a eso, la agencia gestionará los permisos.
En nuestro caso hemos viajado con The China Guide, quien nos gestionó todos los permisos después de diseñar juntos un itinerario personalizado, con guía en español y que nos ha llevado a disfrutar como nunca hubiésemos imaginado de este lugar tan mágico.
Rosa dice
Hola buenas,
me ha encantado vuestro blog. Tenemos pensando ir a Tíbet en Mayo, y estamos gestionando con varias agencias para poder comparar precios, con los permisos, el guía y la excursión al Campamento base nos han indicado un precio de unos 1000 USD/persona. Unos cinco días, os copio y pego:
May 15: Day 01 Arrive in Lhasa
May 16: Day 02 Free time with tour guide
May 17: Day 03 Lhasa to Shigatse: Yamtso Tso Lake, Karola Glacier, Gyantse Kumbum and far view of the Gyantse Fortress, overnight in Shigatse
May 18: Day 04 Shigatse to Rongbuk: Tahsilunpo Monastery, overnight at Rongbuk
May 19: Day 05 Rongbuk to Shigatse:Everest Base Camp and Sunrise of Mt. Everest, overnight in Shigatse
May 20: Day 06 Shigatse to Lhasa airport and fly out of Lhasa after 4PM.
¿Estaría dentro de lo normal, o es algo excesivo? No entran comidas, ni hotel, claro.
Muchas gracias por escribir tan bonito, dejáis tan buen sabor de boca que es imposible no querer ir.
Saludos.
Vane y Roger dice
Hola Rosa,
Antes de nada, muchas gracias por leernos y por tus palabras.
Nosotros hicimos un itinerario un poco más largo, por lo que no sabríamos el precio por únicamente esos días, pero en principio, nos parece algo caro, teniendo en cuenta que el guía es en inglés y que los días de tour son 4, ya que el primero es en Lhasa.
Lo que sí sabemos es que la zona del Campo Base del Everest es la parte más cara del viaje, por lo que quizás el precio, aunque sean pocos días, es más ajustado.
Sentimos no poder ayudarte más, pero al no haber hecho ese mismo itinerario, no sabríamos qué decirte…
Saludos
Ana Duboue dice
Buenísimo el artículo!!!!!! Me encantó!!! Amo las montañas y viendo sus fotos y leyendo esas perfectas palabras me transporte mentalmente hasta ese hermoso lugar. La verdad, hasta quedé con ganas de ver el Everest en persona algún día!! Gracias por dar todos los consejos de como viajar hasta allí.
Vane y Roger dice
Buenos días Ana,
Muchísimas gracias por leernos y por tus palabras. No te imaginas lo que nos animan estos comentarios a seguir escribiendo sobre nuestras experiencias en los viajes.
Esperamos que nos cuentes tus impresiones cuando estés frente al Techo del Mundo 😉
Saludos!
Vocación Viajera dice
Chulísimo el post. Qué ganas dan de estar allí. 🙂
Vane y Roger dice
Hola!!
La verdad es que ha sido una experiencia única y la mejor «guinda» para acabar el viaje al Tíbet. Saludos
Jorge y Jeni - Montañeros Viajeros dice
Hola Vanessa y Roger!
Estar en el techo del mundo ha tenido que ser increíble! Como decís también es importante el camino y los retos a los cuales hay que enfrentarse para llegar hasta ahí. Hay que disfrutar de cada momento del viaje.
Gracias por vuestro diario, leeros es como teletransportarse a los pies del Everest.
Un abrazo!?
Vane y Roger dice
Hola chicos!!
Muchísimas gracias a vosotros por leernos y comentar. Este viaje ha sido un «camino» inolvidable, de esos que estamos seguros, iremos recordando cada poco tiempo por lo especial que ha sido. Un abrazo!