Día 3 : LIMA – RESERVA NACIONAL DE PARACAS
Hoy no nos ha hecho falta ni poner el despertador. A las 3.30 de la mañana volvemos a estar con los ojos como platos y viendo que el jetlag tiene toda la pinta de estar haciendo presencia, adelantamos nuestro día 30 minutos que nos nos irán nada mal ya que dentro de un rato tenemos el autobús de Lima a la Reserva Nacional de Paracas en Perú.
Cerramos mochilas y a las 5.18 de la mañana nos llaman desde la recepción del Casa Andina Miraflores Centro, avisándonos que ya tenemos nuestro taxi listo.
Tardamos en llegar en taxi a la Estación Cruz del Sur en Javier Prado poco más de 15 minutos y nada más llegar vemos la envergadura de la que dicen es la mejor compañía de autobuses peruana.

Los tickets los reservamos antes desde casa, a través de su página web, para asegurarnos el asiento y evitar la pérdida de tiempo teniendo que ir a la estación de autobuses cada vez que necesitásemos los servicios para reservar asiento, ya que en muchas ocasiones, según el trayecto que sea, hay que reservar el día anterior.
Para este trayecto de Lima a Paracas con horario el horario de las 6.30 de la mañana, pagamos 59 soles por persona con tarifa insuperable.
Esta es una tarifa que se incluye en internet, de asientos VIP y que es más económica que no reservar in situ.
Así que nada más llegar, cambiamos nuestro resguardo por el billete, algo que debes recordar hacer y vamos a la entrega de equipajes, donde después de un rato, dejamos nuestras maletas facturadas como en el aeropuerto.
Así es como funciona la compañía de autobuses Cruz del Sur, donde tienes que dejar el equipaje en un mostrador, donde lo pesan y le ponen una etiqueta, que después controlan a la hora de la recogida.
Estamos a punto de ponernos en marcha hacia la segunda parada de nuestro viaje, la Reserva Nacional de Paracas en Perú.
Habíamos leído en varios foros que lo peor es coger un autobús en Lima y más aún de noche, porqué te arriesgas a robos, secuestros…
Pero está claro que no se puede hacer caso a todo lo que se lee y por la experiencia de todos los que conocemos personalmente y ahora la nuestra propia, sí a los autobuses como forma de transporte en Perú.
Quizás sea lo mismo que nos paso ayer en Lima, cuando unos policías nos recomendaron que no nos saliésemos de la zona más turística
Miramos el reloj y son las 6 de la mañana y aunque la idea es tomarnos un café que nos despeje a estas horas, tenemos que abortar la misión porque no encontramos ni un bar ni una máquina que funciones a estas horas de la mañana.
A las 6.15 abren la puerta de embarque del autobús de Lima a la Reserva Nacional de Paracas, donde después de pasar el control de equipajes de mano y revisión de los pasaportes embarcamos en el autobús más chulo en el que hemos ido nunca.

Está clarísimo que esto es un transporte en condiciones y lo demás son tonterías.
Otra de las cosas que nos sorprenden es cuando vemos que antes de arrancar, sube una persona de seguridad, que hace una grabación de todos los pasajeros.
Puntualmente salimos a las 6.30 de la mañana hacia la Reserva Nacional de Paracas en Perú, pareciendo esto incluso un avión.
La ciudad de Lima sigue con niebla. Nos despedimos de ella con ese cielo que sabemos se despejará en unas horas…
Después de media hora de trayecto nos sirven el desayuno: café mas una magdalena y un sándwich, que no puedo comer por tener un sabor un tanto raro. Está relleno de una especie de mantequilla morada a la que no le encuentro un sabor demasiado agradable. Tendremos que preguntar que es esta mantequilla para quitarnos las dudas.
Cruzamos durante la gran parte del viaje paisajes áridos en los que el sol intenta colarse entre las nubes y la niebla, dando una imagen aún más árida si cabe.

Estamos recorriendo la Panamericana y no podemos hacer otra cosa que soñar despiertos con ese viaje que tantas veces hemos hablado. Recorrer esta carretera de principio a fin. Este es otro de los viajes que quedan en la ya enorme lista de Viajeros Callejeros.
Seguimos recorriendo diferentes paisajes, mezclando la aridez con pequeños pueblos y el sol se va haciendo su sitio a medida que nos acercamos a la Reserva Nacional de Paracas en Perú.

Nos enamoramos nada más verla de lejos.
Llegamos a la estación de Cruz del Sur en Paracas pasadas las 10 de la mañana y nada más recoger las mochilas preguntamos por nuestro alojamiento de hoy, el hotel Brisas de la Bahía. Nos indican que está a 5 minutos caminando, así que cogemos la carretera abajo mientras todos los coches que pasan por la carretera se empeñan en preguntarnos sí queremos un taxi aunque sean coches normales.
Y después de esos 5 minutos andando por la carretera a pleno sol, llegamos al hotel hotel Brisas de la Bahía, donde después de hacer el check in, descansamos media hora y salimos a descubrir Paracas.
A las 3 de la tarde tenemos reservada la excursión a la Reserva Nacional de Paracas en Perú con Ricardo, el contacto que María de Callejeando por el Mundo comentaba en su blog y que como no podía ser de otra manera, nos «apropiamos».
Nada más salir del hotel, dar la vuelta a la esquina y llegar al paseo del mar de Paracas, nos encontramos con un ambiente totalmente diferente al que habíamos visto hasta ahora.

Un ambiente más que relajado, terrazas donde pararse a tomar algo, tiendecitas de souvenirs, vendedores de helados. Empezamos a sentir un rollito especial, de esos que sentimos muy de vez en cuando y que nos invitan a creer que este es uno de nuestros lugares en el mundo.

Nos recuerda a algún lugar en el que ya hemos estado, pero no sabríamos cual es por más que lo pensemos.
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Después de un breve paseo, optamos por parar en una terraza donde pedimos un pisco y un zumo de mango por 20 soles.


Eso sí, los precios son más europeos de lo que hemos visto hasta ahora en Lima. Pero nadie nos puede decir que no estamos de fábula y esas cosas también hay que pagarlas, así que no nos quejaremos.
Poco antes de la 1 del mediodía decidimos que ya es momento de volver a ponernos en marcha nos vamos a seguir recorriendo el trozo de calle que nos queda por conocer de Paracas.

Decidimos sentarnos en el restaurante Delfin Dorado, donde pedimos un mix de tapas, un ceviche y un chicharrón de calamares más una cervera cuzqueña grande, una coca cola y dos cafés por 111 soles.

Como nos gusta este ambiente. Menudo festival de comer y disfrutar nos estamos dando. Y esos pica pica que nos dan de maíz blandito. Adicción nos han creado.

Todo buenísimo, regado con música en directo de un cantante que estaba en la calle tocando y se acerca al restaurante cuando ve que hay la suficiente gente como para sacarse unos soles.

Acabamos de comer pasadas las 2 de la tarde y decidimos ir un rato al hotel en Paracas antes de que sean las 3 de la tarde, hora en la que hemos quedado con Ricardo para que nos enseñe la Reserva Nacional de Paracas en Perú.
Descansamos un ratito y a las 14.45 nos llaman desde la recepción para decirnos que Ricardo ya está abajo esperándonos.
A Ricardo lo conocimos también a través de Callejeando por el Mundo y no dudamos en ponernos en contacto con él para ver si podía enseñarnos la Reserva Nacional de Paracas en Perú. Tardó unos días en contestar, pero cuando lo hizo sólo nos hicieron falta un par de emails para cerrar el trato de un tour por la Reserva de Paracas de 3 o 4 horas por 90 soles, y saber que estábamos en manos de una buena persona. No nos equivocamos…
Después de las presentaciones iniciales, nos montamos en el coche y Ricardo empieza a contarnos cosas de su vida, su trabajo y sobretodo de Perú y Paracas.
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No nos hacen falta más de 5 minutos para comprobar que es ese tipo de personas que disfrutan haciendo su trabajo y sobretodo que saben realizarlo a la perfección.
La primera parada que hacemos es en el Museo de la Reserva Nacional de Paracas en Perú, donde Ricardo nos hace una introducción de todo lo que estamos viendo.

Después de esta visita al Museo, volvemos al coche y nos ponemos en camino hacía uno de los puntos que más hemos visto en fotos de la Reserva Nacional de Paracas en Perú, la playa roja.
Vamos atravesando una carretera en medio del desierto, mientras Ricardo nos explica que esta carretera, aunque no lo creamos está hecha de sal, algo que nos llama muchísimo la atención estando en un lugar como el que estamos.


Y de pronto, como suele pasar con estas cosas, el coche frena y vemos frente a nosotros. La Playa Roja de la Reserva Nacional de Paracas en Perú.

Sin duda alguna y más después de ver lo que estamos viendo, no podemos hacer otra cosa que recomendar al 100% esta excursión y este destino si viajas a Perú.
Si no dispusiera de plazas Ricardo otra buena opción es reservar esta excursión anticipada por internet.
Los paisajes que tenemos frente a nosotros son increíbles, difíciles de imaginar por muchas fotografías que hayas visto.

Hacía mucho tiempo que no nos emocionábamos tanto ante un paisaje y aquí no podemos dejar de mirarnos, con una cara que lo dice todo.
Sin muchas ganas de irnos, pero mirando el reloj por que las horas de sol se nos vienen encima, nos vamos hacia Lagunillas, bordeando la bahía ya que después del terremoto es imposible acceder directamente y siempre con las explicaciones de Ricardo, que nos está dando toda una lección sobre la historia, geología de la zona.

Lagunillas un rincón muy especial de la Reserva Nacional de Paracas en Perú y mucho más ahora que estamos en temporada baja y no hay turistas.
Algún día volveremos para pasar aquí una larga temporada, estamos seguros.
Después de un buen rato en Lagunillas, volvemos al coche, no sin antes volver la vista atrás, para ir a un mirador cercano en el que volvemos a quedarnos impresionados ante la belleza que nos muestra la naturaleza.

Después de esta parada, seguimos camino de Yumaque, volviendo a la carretera que nos permite tener unas vistas privilegiadas del desierto de Paracas.

Aquí nos explica Ricardo, que cuando llega Semana Santa y Fin de Año, esta playa está llena de tiendas de campaña, donde la gente pasa varios días celebrando las festividades.
A las 5 de la tarde volvemos al coche y nos ponemos en camino hacia La Catedral, otro de los platos fuertes de esta tarde.

Aquí tenemos la suerte de disfrutar de un increíble el atardecer, que nos recuerda inevitablemente a muchos de los que hemos vivido por el mundo, como el de Lombok, en Indonesia.
Hoy se queda algo deslucido por el viento tan extremado que tenemos y aunque nos hubiese encantado estar algún tiempo más, nos vemos casi obligados a seguir con nuestro itinerario.
Cogemos el coche para empezar el regreso a Paracas, pero Ricardo aún guarda un as es su manga, nos para en un yacimiento de fósiles en medio del desierto de la Reserva Nacional de Paracas.

No nos podemos creer lo que Ricardo nos explica y lo que nos está mostrando en estos momentos, cientos y cientos de fósiles, que llevan aquí millones de años y que posiblemente no haya visto nadie en todo este tiempo.

Después de esta última parada, proseguimos nuestro viaje de vuelta al hotel en Paracas, donde llegamos en unos 45 minutos.
Nos despedimos de Ricardo, dándole unas gracias infinitas, no sólo por habernos mostrado la Reserva Nacional de Paracas en Perú, si no por habernos dejado entrar en su vida estas horas que hemos compartido.
Tenemos clarísimo que a partir de hoy recordaremos a Ricardo cada vez que nos acordemos de la increíble Paracas.
Os dejamos sus datos, por si alguien está interesado en contratarle como conductor y guía:
Ricardo Hernandez Morales
Número de teléfono 945502551 Email ricardo270159@hotmail.com
Después de una tarde más que intensa, nos quedamos en el hotel un rato para darnos una ducha y quitarnos toda la arena que traemos con nosotros del desierto de Paracas y poco antes de las 8 de la tarde salimos a cenar a la zona más transitada de la ciudad.


Después de algunas vueltas, nos quedamos en el restaurante Juan Pedro, donde pedimos unos chicharrones de calamares y covina, que es un pescado a la plancha, más limonada (preparada exclusivamente para nosotros según el camarero, que por cierto es de las mejores, por no decir la mejor que hemos probado nunca). Todo esto por 70 soles.
Son las 9 de la noche y decidimos que ya es hora de volver a nuestro hotel en Paracas, el hotel Brisas de la Bahía, a descansar.
Mañana nos espera un día de lo más completo…


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