Día 27 : Puna Pau, Ahu Hanga Te’e (Vaihu), Ahu Akahanga, Rano Raraku, Te Ara O Te Moai, Ana Kakenga
Después del día de relax que nos tomamos tomamos ayer, en el que aprovechamos para explicarte que ver en Isla de Pascua, hoy nos hemos querido levantar un poquito más temprano para poder intentar hacer todo el resto de visitas que nos quedan pendientes, además de volver a Rano Raraku, la cantera de los moáis.
Aunque esperábamos que el día estuviese algo más despejado, nada más levantarnos hemos visto que esto no es así y el cielo sigue bastante bastante nublado, aunque por algunas zonas de la isla parece que quiere salir el sol, así que sin ánimo de esperar un día más, ya que la previsión es que siga lloviendo, hemos decidido desayunar temprano e ir a hacer todas las visitas que tenemos pendientes, ya que como habíamos comentado en otros momentos, las distancias son bastante pequeñas, por lo que podemos arriesgarnos a ir buscando por la isla a el sitio en el que el tiempo esté un poco mejor y no llueva, para poder ir haciendo las visitas que nos quedan pendientes.
Y así cuando son las 8:15 de la mañana, salimos del Hangaroa Eco Village Spa dirigiéndonos hacia el primer punto del día que es Puna Pau, la cantera de los tocados.
Ruta Sureste Isla de Pascua
En cuanto llegamos al acceso de Puna Pau, empieza a apretar la lluvia, por lo que decidimos hacer un recorrido rápido, por si después no se acaba de arreglar el día, y así al menos llevarnos una idea inicial de este increíble lugar.

Viendo que el día sigue sin darnos demasiada tregua, cambiamos el plan, dirigiéndonos hacia otra zona de la isla y ver cómo está el tiempo por allí.
La siguiente parada está a 6 kilómetros de aquí, camino a Rano Raraku, la cantera de los moáis, y es Ahu Hanga Te’e o Vaihu, como también se conoce.
Parece que ha llegado el momento del día en el que la suerte empiece a estar a nuestro favor, ya que justo cuando llegamos para un poco la lluvia, lo que nos permite visitar otro de los puntos más impresionantes de la isla, donde se pueden ver los tocados justo al lado del mar, donde quedaron después de caerse de los moáis.

Esta plataforma , ubicada en la bahía Hanga Te´e, tenía antaño 8 moáis, cada uno con su característico tocado rojo. Después de ser derribados, los moáis quedaron frente a la plataforma, pero los tocados, debido a su forma, rodaron en varias direcciones, quedando algunos de ellos a orillas de la bahía, dejándonos una imagen muy llamativa y permitiéndonos ver cómo se encontraron y cómo quedaron las plataformas después de ser derribadas.

Frente a la plataforma se puede ver un enorme círculo de piedras, llamado Paina, donde se celebraba la ceremonia, del que hablamos el día que llegamos a Isla de Pascua y en Tahai, vimos la misma estructura.

Te recomendamos que no dejes de pasear por la zona trasera de la plataforma, donde además de ver los tocados que están prácticamente en la orilla, tocando el mar, podrás disfrutar de unas increíbles vistas de la isla.
Desde aquí seguimos la costa para hasta Ahu Akahanga, otro de los puntos claves de Isla de Pascua, ubicado a sólo 3,4 kilómetros de Ahu Hanga Te´e. Llegamos cuando son las 9:20 de la mañana y nos encontramos con que la zona de acceso está cerrada, por lo que decidimos esperar en el coche unos minutos para ver si abren a las 9:30.
Pero en esa espera, justo llega un coche con un turista que viene acompañado de un guía, que vemos acceden, saltando la pequeña valla. Rápidos salimos del coche y le comentamos al guía si sabe la hora de apertura o si podemos pasar como han hecho ellos. Nos comenta que si no venimos con ningún guía y veremos la zona por libre lo mejor esperemos a que venga la persona que abre para no tener ningún problema.
Esperamos hasta que son prácticamente las 10 de la mañana y viendo que han pasado 20 minutos y sigue sin haber nadie, decidimos seguir la ruta que tenemos planeada para volver a probar después cuando hagamos el camino de vuelta, para ver si ya está abierto.
Volvemos a seguir la carretera que sigue la costa hasta llegar al inicio del sendero Te Ara O Te Moai, que haremos mañana, donde hay un moái tumbado que nos hace intuir lo que nos espera mañana recorriendo el Camino de los moáis.

Despues de esta breve parada, seguimos el recorrido hacia Rano Raraku, la cantera de los moáis, donde después de ver que el día se ha despejado bastante, volveremos para hacer de nuevo un recorrido completo y por supuesto, incluido el cráter, que el otro día no pudimos ver.
En el sendero de acceso volvemos a pasar paralelos a la cantera, volviendo a tener esas fantásticas vistas que vimos el otro día de la cantera a lo lejos, pero que nos regala una perspectiva mucho más amplia del lugar, permitiéndonos tener una visión de lo que fue y es, Rano Raraku, uno de los lugares más increíbles de Rapa Nui.



Rano Raraku, la cantera de los moáis
Rano Raraku es conocido por ser el lugar en el que se esculpían los moáis y donde a día de hoy, aún se conservan más de 400 moáis.
Para no volver a repetir toda la explicación a nuestro recorrido en la cantera de los moáis en este día, puedes verlo en el artículo que publicamos del Amanecer en Tongariki, donde después visitamos Rano Raraku.


En nuestro caso hoy, pese a que ya habíamos hecho la primera parte del recorrido, un tanto rápido y sólo nos quedaba por ver el cráter de Rano Karaku, como no podía ser de otra forma, hemos aprovechado para visitar de nuevo la cantera, que aunque con un tiempo algo más nublado, nos ha vuelto a maravillar y donde no hemos podido evitar pararnos frente a todos y cada uno de los moáis, para intentar llevarnos en nuestras retinas todas las imágenes que nos está regalando esta increíble isla.


La visita a Rano Raraku, la cantera de los moáis, incluido el cráter, tomándotelo con tranquilidad, como deberías hacer en este increíble lugar y haciendo paradas en los puntos más importantes, puede llevarte alrededor de 3 horas, por lo que te aconsejamos que vengas con tiempo suficiente, para no tener el tiempo justo y quedarte con la sensación de que te han quedado lugares por ver y disfrutar.

Además, siempre que puedas, te aconsejamos que hagas la visita cuando el día esté claro y al ser posible por la tarde, ya que este es el momento del día en el que hay mejor luz.
En nuestro caso, hoy la hemos visitado durante la mañana, pero al haber estado el día del amanecer en Tongariki por la tarde, hoy únicamente veníamos a ver el cráter, que es lo que no nos dio tiempo por el problema que tuvimos y viendo el tiempo, no hemos querido arriesgarnos a no poder volver en otro momento por la lluvia.

No te pierdas el Recorrido completo por Rano Raraku, la cantera de los moáis aquí
Después de recorrer durante prácticamente 1 hora y media la cantera de los moáis, volvemos a la zona de acceso, donde se bifurcan los caminos, tomando el de la izquierda, que nos llevará al cráter de Rano Raraku.
El camino al cráter no lleva más de 10 minutos recorrerlo, aunque hay que tener en cuenta que hay tramos algo empinados que además, si ha llovido, se convierten en improvisadas pistas de patinaje, algo que debes tener en cuenta si no quieres acabar lleno de barro desde la cabeza a los pies.
Merece la pena tomárselo con tranquilidad e ir ascendiendo poco a poco, viendo sobre todo donde se pisa para evitar resbalones.

Con 10 metros de profundidad, el lago que encontramos en el interior del cráter era la única fuente de agua de esta zona de la isla, incluso antes de que este fuese el lugar en el que se esculpiesen los moáis.
Inicialmente la talla de los moáis se llevaba a cabo en zona de la cantera donde estuvimos anteriormente, pero debido a la mucha demanda que hubo, la talla se tuvo que ampliar a esta zona, donde si te fijas en las laderas del cráter, se pueden ver alrededor de 40 moáis.

Después de la visita al cráter, damos por finalizada la visita a Rano Raraku, la cantera de los moáis, volviendo al coche y poniendo camino, de nuevo, a Ahu Akahanga, que antes encontramos cerrado y donde ahora ya está la persona que lleva a cabo el control de tickets y donde de nuevo, nos encontramos solos en la visita.
Ahu Akahanga
Ahu Akanhanga, como Vaihu, que vimos anteriormente, son dos de los mejores lugares en los que poder apreciar a día de hoy como fueron derribados los moáis.

Teniendo en cuenta que hace más de 300 años que no se toca nada, y que no han estado restaurados en ningún momento de la historia, no nos queda más que quedarnos sobrecogidos y con la boca abierta, imaginándonos como debieron ser en su momento de mayor esplendor y viendo ahora, igualmente imponentes, como yacen en el suelo, guardando para ellos, toda su increíble historia.
La visita a Ahu Akanhanga es algo más extensa que la que hicimos antes en Vaihu, ya que el área es lgo más extensa. Nada más entrar lo primero que vemos son los restos de varias casas-bote, como las que vimos en Tahai.
Después de pasarlas, a la derecha, podemos ver una pequeña cueva, que antaño seguramente ofrecía cobijo y protección en momentos de climatología adversa de la isla.

Antiguamente, la carretera pasaba por media de Ahu Akanhanga, suerte que a día de hoy esto ya está solucionado y pasa paralela a él. A mano derecha se uede ver un ahu incompleto, en el que también se puede ver un moái derribado, justo al lado.
Si te fijas bien, llama muchísimo la atención los rasgos del moái, que se conservan a la perfección, ya que en el momento en el que fue derribado, cayó de tal manera que su cara quedo resguardada de las inclemencias del tiempo, mostrándonos a día de hoy todo su esplendor.

Una vez que llegamos a la plataforma principal de Ahu Akanhanga es cuando podemos ver el máximo esplendor de este lugar, con una plataforma, que en su momento tuvo 12 moáis, y en la que cuando fue derribada, algunos moáis, los más grandes, cayeron por la parte trasera y los más pequeños por la parte delantera.

Como en Vaihu, aquí también merece la pena pasear por la parte trasera de la plataforma, pero no sólo para ver los moáis que quedaron derrumbados en esa zona, sino también para ver un curioso moái, conocido como E.T., por su tallado, que hace suponer que fue de una época muy temprana.

La visita a Ahu Akanhanga nos lleva unos 45 minutos, más o menos, ya que es un área algo más extensa que el resto, donde hay muchos lugares interesantes y que por supuesto, te recomendamos visitar en Isla de Pascua.
Desde aquí y aprovechando que el tiempo parece que se ha despejado un poco y no llueve, nos acercamos de nuevo a Puna Pau, la cantera de los tocados, que se encuentra a 10 kilómetros de aquí.
Aparcamos en la puerta, enseñamos de nuevo nuestros tickets de acceso, y nos adentramos por fin en otro de los lugares que más ganas teníamos de conocer.
Puna Pau
Con los más de 1000 moáis que podemos encontrar en Isla de Pascua, aunque parezca mentira, únicamente se conservan 100 tocados, algo que nos demuestra que estos sombreros fueron añadidos mucho más tarde, por lo que los moáis más antiguos no tenían y esta cantera se empezó a utilizar a partir del s.XV

La piedra de los tocados es roca volcánica, muy porosa, por lo que su tallado era bastante rápido y fácil y después de muchos estudios, se ha determinado que estos tocados no eran sombreros, si no que eran los peinados que se llevaban en la época, en los que el pelo era largo y se enrollaba en la cabeza como si fuese un moño.
La ranura para insertarlo en el moái, se tallaba una vez que el tocado estaba en la ubicación final, junto al moái, por lo que en Puna Pau, no podemos ver ningún tocado finalizado.

En Puna Pau la visita se realiza, relativamente, bastante rápido. Únicamente debes seguir un sendero que te lleva por los distintos tocados, para después empezar a subir por la ladera del cráter, desde donde se tiene una perspectiva única, tanto si miras para atrás, como para el interior de la cantera como desde el mirador en la parte alta, desde donde se tienen unas vistas de prácticamente 360º sobre la isla.


Damos por finalizada la visita a Puna Pau cuando son las 2:30 de la tarde, volviendo al Hangaroa Eco Village Spa para comer en el Restaurante Poevara, donde disfrutamos de un exquisito almuerzo,


Habiendo hecho un recorrido bastante completo esta mañana, aprovechamos esta sobremesa también para descansar un ratito y cuando son las 5:00 de la tarde nos acercamos hasta la zona de Tahai, desde donde vemos que sólo estamos a unos kilómetros de la entrada a Ana Kakenga, la Cueva de las Dos Ventanas, otro de los lugares que queríamos visitar.
Aunque vemos que el camino está bastante embarrado por la lluvia que lleva cayendo desde ayer, nos arriesgamos a pasar con el coche y conduciendo con cuidado llegamos en unos 15 minutos hasta la entrada, donde se hace el control de tickets y donde está el parking.
Una vez en la entrada de Ana Kakenga, dejamos el coche, nos marcan el ticket y nos dicen que tenemos 1 kilómetro 600 metros para llegar hasta la cueva propiamente dicha.
Hemos leído que el acceso no es demasiado «fácil», pero cuando preguntamos nos dicen que las vistas por si solas ya merecen la pena aunque no se entre, así que no nos lo pensamos mucho y nos ponemos a andar, disfrutando únicamente de las vistas y el paseo.


Ana Kakenga
Dicen que esta es la cueva más interesante de la isla, por lo que si quieres visitar alguna, sin duda esta sería la mejor opción.
Después de seguir un sendero de 1 kilómetro 600 metros, se llega a una especie de promontorio, donde justo enfrente se puede ver el islote Motu Tautara.

Inicialmente es bastante difícil encontrar la entrada de la cueva, ya que no está muy bien señalizado. Nada más girar a la izquierda, pasado el cartel donde se indica Ana Kakenga, debes mirar al suelo y verás a mano izquierda un pequeño montículo de piedra, donde verás un agujero bastante pequeñito, con unas escaleras muy estrechas por las que se accede a la cueva.

Viendo como es la entrada, decido (Vanessa), esperar fuera, mientras Roger se adentra en la cueva, donde está más o menos 20 minutos.
Nada más salir me explica que la sensación de agobio no es demasiada, aunque hace falta una linterna para poder ir pasando por los pasadizos, ya que están muy oscuros además de resbaladizos.


Después de la visita a Ana Kakenga, disfrutamos de la zona y de las increíbles vistas que hay, donde merece la pena pasar un rato y disfrutar del lugar.

Después de esta última visita del día y volver a recorrer el sendero, son casi las 7 de la tarde cuando volvemos al parking y damos por finalizado el día de hoy, volviendo al Hangaroa Eco Village Spa donde nos damos una ducha, cenamos y después de disfrutar de un rato en la terraza de nuestra habitación, nos vamos a dormir pensando que mañana es nuestro último día completo en Isla de Pascua, un lugar que nos ha enamorado y donde, estamos seguros, volveremos.
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