Día 2 : GINEBRA – CASTILLO CHILLON – GRUYÈRES – FRIBURGO – BERNA
A las 6 de la mañana y después de dormir sólo 5 horas empezamos el primer día de nuestro viaje a Suiza. Nos hemos propuesto visitar el Castillo de Chillon, Gruyéres y Friburgo en un día y acabar en Berna donde nos alojaremos y para eso hace falta sacarle tiempo al reloj.
Lo primero que hacemos después de despertarnos es mirar por la ventana y consultar el tiempo en internet. Parece que hoy no lloverá.
Salimos del Park & Suites Elégance Genève-Ferney Voltaire pasadas las 7 de la mañana, después de pagar 1,98 euros (aún estamos en Francia, ya que nos hemos alojado en la parte francesa) de tasas de alojamiento.
Antes tomamos un café en la recepción por 2,20. Pero nada de café normal, si no cápsulas de nespresso. Sabíais que Suiza era cara verdad?
Cargamos maletas en el coche, conectamos el GPS del coche de alquiler en Suiza con la dirección del Castillo de Chillon, que será nuestra primera parada de hoy y nos ponemos en camino bajo un cielo azul que nos hace mirarnos y sonreír.
Estamos en Suiza y hace buen tiempo, algo que según las previsiones no era lo que estábamos esperando.
A medida que nos alejamos de la autopista y llegamos a Montreaux empezamos a ver esos paisajes que se asocian a Suiza y que tienen al color verde como protagonista. Creemos que sólo hay un color posible para adjudicar a Suiza y es el verde.
Tenemos un camino de unos 60 kilómetros de Ginebra al Castillo de Chillon donde llegamos sobre las 8.30 de la mañana.
Y como tenemos unos bocatas, que traíamos ayer a buen recaudo en la maleta para cenar, pero que no nos comimos, hacemos un picnic improvisado en el parking del castillo que nos recarga las energías y nos pone a punto para conocer el Castillo de Chillon, Gruyères y Friburgo en un día.
Pocos minutos antes de las 9 de la mañana, nos colgamos las cámaras y empezamos la primera visita del día, el Castillo de Chillon.
Eso sí, antes de entrar damos una vuelta por la zona desde las que se tienen unas vistas y unas perspectivas preciosas del castillo desde el lago y que recomendamos no os perdáis.


Sobre las 9.30 de la mañana cuando entramos en el Castillo de Chillon, después de pagar con tarjeta de crédito los 12,50 francos por persona. Nos dan un folleto en español con todos los datos de la visita y la explicación de los puntos por los que iremos pasando.
Por cierto, tienen wifi gratuito en un par de puntos de la entrada del castillo, con una señal muy buena.

El Castillo de Chillon es una fortaleza ovalada del s.XIII es un laberinto de patios, torres y salones repletos de muebles de la época, obras de arte y armas.

La parte que da más al monte del Castillo de Chillon es la más fortificada, mientras que la que da al lago es la que presenta su cara más amable.

La mayor parte del Castillo de Chillon fue construida por la Casa de Saboya y con la derrota de Vaud ante Berna, pasó a manos de los gobernadores berneses.
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La fortaleza cobró fama en 1816, cuando Byron escribió El prisionero de Chillon, un poema sobre Bonivard, encerrado en el calabozo por sus ideas independentistas y liberado por el ejercito bernés en 1536. Byron tallón su nombre en un pilar en el que, supuestamente, estuvo encadenado Bonivard.


Hacemos la visita del Castillo de Chillon en más o menos hora y media, siguiendo todos los puntos que marca el recorrido y podemos decir que es unos de los castillos que más nos han gustado de todos los que hemos visitado, que ya han sido bastantes en todos estos años que llevamos viajando.
A las 11 salimos y antes de volver al coche, no podemos evitar volver a dar una vuelta por los alrededores del castillo, desde donde hay unas vistas increíbles.

Después de un rato disfrutando de un entorno en el que darían ganas de quedarse unas cuantas horas más, conectamos de nuevo nuestro GPS, poniendo el siguiente punto del día, el pueblo de Gruyères.
El cielo se ha puesto bastante más gris de lo que estaba esta mañana y cuando llevamos 15 minutos de camino, nos sorprende la lluvia que parecía, nos había dado una tregua en este viaje. Esperemos que mejore un poco a medida que vaya avanzando el día.
Llegamos a Gruyères desde el Castillo de Chillon en poco más de 30 minutos y dejamos el coche en uno de los parking que hay en la zona baja del pueblo.
Aún lloviendo y con algo de frío, toca colocarnos un jersey de manga larga y echar mano del paraguas mientras subimos las escaleras que nos llevarán hasta el pueblo de Gruyères.
La primera visión que tenemos de Gruyères nos encanta y pese a que seguiríamos recorriendo el pueblo, sigue lloviendo, por lo que preferimos hacer una parada técnica y aprovechar para conocer el famoso HR Giger, decorado al mismo estilo que el Museo HR Giger, un museo dedicado al pintor que había detrás del alienígena filmado en la película Alien.


Como no podía ser de otra forma, en el momento en el que nos encontramos en el interior del bar, entendemos el motivo por el que es tan famoso y aprovechamos una mesa libre en la ventana, para cargar energías con un capuchino y un café largo por 9,50 francos.


Cuando vemos que para de llover y el cielo vuelve a ese tono de azul que tanto nos gusta disfrutar en nuestros viajes, salimos disparados a disfrutar de Gruyères, un pueblo con muchísimo encanto, que parece sacado de un cuento.


Cuando son casi las 2 de la tarde nos vamos al conocido Chalet Gruyères, uno de los restaurantes más conocidos de Gruyères, donde comer fondue.
Y como no podía ser de otra forma, pedimos una fondue completa para dos, coca cola y cerveza por 50,10 francos.

Todo buenísimo! Y avisados estáis que con una fondue para dos tenéis suficiente.
La camarera nos dijo que era para una persona y suerte que no hicimos mucho caso, siguiendo las opiniones que habíamos leído y echando un vistazo a los platos en otra mesa, porque si llegamos a pedir algo más, se queda sin tocar en la mesa.
Acabamos de comer y hacer una breve sobremesa cuando salimos con un sol espléndido que nos acompaña, cuando decidimos dar un último paseo por Gruyères.


En el camino de vuelta al parking volvemos a ver los mismos paisajes que vimos hace unas horas en nuestra llegada a Gruyères con lluvia y nos parece mentira como una misma vista, puede cambiar tanto según el tiempo que haga.
Ahora frente a nosotros tenemos el color verde salpicándolo todo. Unos paisajes preciosos que no recordábamos ver desde que estuvimos en nuestro viaje a Austria hace ya varios años.

Como comentábamos esta mañana, el planning de hoy es conocer el Castillo de Chillon, Gruyères y Friburgo en un día, así que ponemos camino a Friburgo, la que será nuestra última parada del día, antes de irnos hasta Berna, donde nos alojaremos esta noche.
Tardamos en llegar a Friburgo desde Gruyères unos 20 minutos, llegando allí sobre las 15.30 de la tarde, una hora perfecta para descubrir un nuevo punto del mapa de Suiza.
Vamos directos a aparcar en una plaza cerca del funicular que une las zona alta con la baja de la ciudad y aquí es cuando volvemos a recordar que no tenemos francos y que el parking hay que pagarlo con monedas.
No hay parkímetro para pagar con tarjeta, así que no nos queda otra que ir a un cajero, sacar dinero con la tarjeta N26 y para conseguir monedas, tomar un par de cafés en una terraza que de paso nos ayudan a despertarnos.
Que después de llegar ayer desde Barcelona a Ginebra bastante tarde, sólo hemos dormido 5 horas y eso, a estas horas del día ya se nota.
Después de este café, pagamos 3 francos por 2 horas de parking y nos vamos ya tranquilos hasta la Catedral de San Nicolás, que tenemos justo enfrente de la zona en la que hemos aparcado.
Increíble la capilla del santo sepulcro y la entrada de la Catedral, sin duda una parada que no os podéis perder si venís a Friburgo.
Desde aquí nos vamos hacia 3 calles que nombran en la guía, como las más céntricas de la ciudad, la Rue de Broucheurs, la Rue de Chanoines y la Grand Rue, aunque la verdad es que nosotros no le encontramos demasiado a esta zona, aunque llegamos a un mirador desde el que vemos la zona del barrio bohemio de Friburgo, donde iremos después.

Volvemos a por el coche y nos vamos directos a la parte baja de Friburgo donde aparcamos en zona azul, marcando la hora con nuestro reloj de cartón y vamos directos a los dos puentes más famosos de Friburgo, el Pont du Milieu, de piedra y el adoquinado y techado Pont du Berne.


Desde el primero tenemos unas espléndidas vistas de la parte alta de Friburgo y desde el segundo disfrutamos de una tranquilidad increíble al lado del río, en el que disfrutamos de unos minutos embobados con el entorno.
Son las 17.30 de la tarde cuando damos por finalizada nuestra visita a Friburgo y volvemos a por el coche para ponernos en camino hacia la ciudad que nos acogerá esta noche, Berna.
Llegamos a Berna desde Friburgo pasadas las 6 de la tarde y dejamos el coche en zona azul, ya que desde las 6 de la tarde hasta las 8 de la mañana no se paga.
Durante el día, de 08.00 a 11.30 y de 14.30 a 18 se puede aparcar una hora de manera gratuita y entre 11.30 y 14.30, se amplía a 2 horas.
Así que podemos aparcar de manera gratuita en zona azul hasta las 9 de la mañana, poniendo nuestro reloj de cartón a las 8 como si hubiésemos llegado a esa hora.
Resulto el tema del parking, vamos hasta nuestro alojamiento en Berna, el Ibis Budget Bern Expo, donde hacemos el check in y directamente, siendo la hora que es, nos vamos a cenar.
Las calles de Berna están llenísimas de gente y nos encontramos con un ambiente que invita a sentarse en alguna terraza, en la que a estas horas resulta difícil encontrar alguna mesa libre.
Nos vamos directos al restaurante Nooch, un asiático que sirve sushi y que nada más entrar sabemos que nos encantara.
Los cocineros son japoneses y vemos que la carta incluye hasta nuestros añorados bentos, de aquel viaje a Japón del que tanto nos acordamos.
Pedimos 4 bandejas de 8 rolls cada una, más agua para dos, por 74 francos.

Buenísimos, aunque tenemos que decir, en honor a la verdad, que una variedad picaba como algo malo que nos ha hecho bebernos la botella de agua nada más empezar.
Son las 9 de la noche y realmente estamos reventados, así que nos vamos dando un paseo hasta el hotel, donde nos espera una noche de sueño, sueños con Berna.


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Nieves Ruiz dice
Hola, podéis decirme si en Gruyères hay algún sitio para dejar las maletas? Muchas gracias.
Vane y Roger dice
Hola Nieves,
Sentimos no poder ayudarte ya que no lo sabemos con seguridad. En el 98% de las estaciones siempre hay taquillas pero estas, en algunas ocasiones, son para maletas pequeñas o medianas por lo que no queremos arriesgarnos a darte una respuesta afirmativa. Saludos
Sarita (Gastando Suela) dice
¡Buen post! Es como si volviera a estar allí. Nosotros fuimos a Chateau Chillon en pleno invierno, con una nevada impresionante… ¡y casi que parecía un castillo completamente diferente!
Es el encanto que tiene Suiza, que un mismo lugar no deja de sorprenderte según la época del año. Aquí tenéis Chateau Chillon nevado por si queréis echarle un vistazo: http://gastandosuela.com/2015/02/03/chateau-chillon-o-invernalia-winter-is-coming/
¡Saludos! =D
Vane y Roger dice
Hola Sarita!!
Qué diferencia ver el castillo en esa época en plena nevada!! Te seguimos de cerca 😉 Muchas gracias por compartirlo con nosotros. Saludos!