Día 7 : Tren de las Nubes al Tíbet – Lhasa
Faltan unos minutos para las 7 de la mañana cuando nos despertamos y después de unos segundos, recordamos donde estamos, asimilando que estamos en nuestro compartimento en el tren de Shanghái a Lhasa, conocido como el Tren de las Nubes al Tíbet, momento en el que toca aprovechar para ir al baño, a estas horas de la mañana aún no hay mucho trasiego y empezar a preparar nuestro desayuno, con el café instantáneo de traemos de casa y los paquetes de galletas que compramos en Shanghái.
En esta zona del Tíbet amanece algo más tarde, sobre las 8 de la mañana, por lo que aún es prácticamente noche cerrada, algo que no nos permite ver el paisaje con detalle, pero que deja intuir el cambio que poco a poco se hace más notable y que nos empieza a dejar un paisaje mucho más árido de lo que habíamos visto hasta ahora y sobre todo con muchas menos edificaciones.
Después de pasar por el baño, recoger un poco las literas y desayunar, empezamos a notar un poco de mareo, síntoma del mal de altura y es que no podemos olvidar que a las 4 de la mañana hemos pasado por Golmund, ya a casi 3000 metros y ahora empezamos a acercarnos a el paso de la montaña Kunlun, donde pasaremos de 2800 metros a 4700 metros.
Ruta del 2º día en el Tren de las Nubes al Tíbet


Tal y como comentamos ayer, en los consejos para el mal de altura al Tíbet, cuando pasamos, aunque sea de forma gradual, a una altura por encima de los 2500 metros, hay que tomarse las cosas con tranquilidad, sin hacer movimientos bruscos y sobre todo, beber mucha agua para estar lo más hidratado posible.
Seguro de viaje al Tíbet
Además de todo lo comentado, si hay algo de lo que no podemos olvidarnos es del seguro de viaje.
Nosotros hemos viajado asegurados con Mondo, una correduría de seguros con la que hemos viajado al Tíbet con un seguro totalmente adecuado a las necesidades que íbamos a tener.
En este viaje al Tíbet íbamos a estar por encima de los 3000 metros durante todo el viaje, tal y como nos pasó en Perú en el Valle del Colca y en Chile en el Desierto de Atacama, algo que nos obligaba a viajar con un seguro extra si queríamos que nos cubriese por encima de los 3000 metros.
Este aspecto es algo que inicialmente no habíamos tenido en cuenta hasta que Mondo nos lo hizo saber. Suerte de eso, sino no hubiésemos estado cubiertos, ya que los seguros normales no cubren por encima de los 3000 metros.
Y sólo por ser lector nuestro tienes un ¡5% de descuento en el seguro!
A medida que van pasando los minutos, empieza a desaparecer ese mareo, y empezamos a disfrutar, mucho más tranquilos, de los paisajes que nos está regalando este increíble viaje al Tíbet en 19 días, aunque al mismo tiempo empezamos a escuchar y ver como los síntomas del mal de altura empiezan a causar estragos en el pasaje, viendo como varios compañeros de vagón necesitan oxígeno o van en busca del baño debido a los vómitos.
Así nos dan las 9 de la mañana hora que aprovechamos para hacer un segundo desayuno y es que en el Tren de las Nubes al Tíbet, teniendo tantas horas libres, además de los increíbles paisajes, el hambre parece que también aparece con más frecuencia, así que toca hacerse otro café y alcanzar algunos snacks con los que acompañar un rato de lectura, acompañados de paisajes cada vez más impresionantes.


Ya que uno de los consejos para evitar los síntomas del mal de altura es beber mucha agua y aunque habíamos comprado en la estación de Shanghái, nos hemos quedado sin, así que después de preguntar en varias ocasiones al personal del tren que pasa por los diferentes vagones vendiendo bebidas, comidas y snacks y que nos digan que no tienen, decidimos acercarnos al vagón restaurante, donde después de enseñarles una botella de agua vacía, para evitar malos entendidos, vuelven a decirnos que no tienen y que en ese momento cierran.
Ante esto, y aunque tenemos refrescos, decidimos preguntar a una de las chicas que pasan por el vagón, y que siempre que nos cruzamos tiene una gran sonrisa para nosotros, a lo que inmediatamente nos dice que la sigamos de nuevo hasta el vagón restaurante, donde después de hablar en un tono un tanto elevado con varios camareros, acaban por vendernos varias botellas de agua.
Ante esto, no podemos más de recomendar que además de que compres agua en la estación de Shanghái, por si acaso, en caso de que te digan que no tienen en el tren, insistas, ya que sí que tienen, aunque no entendemos el motivo por el que no nos la quisieron vender.

Después de pasar un buen rato de la mañana descansando y disfrutando del paisaje, damos un pequeño paseo por el pasillo del tren, despacio para no forzar el cuerpo, momento en el que aparecieron los primeros yaks entre la nieve. No teníamos la cámara ni el teléfono, así que tocó cerrar los ojos para grabar esa imagen en la retina.
Después de la experiencia tenemos que decir que sin lugar a dudas, el viaje en el Tren de las Nubes al Tíbet es totalmente recomendable. Si tienes estos dos días extra, no dejes de hacerlo ya que es una experiencia única desde el principio al final.



Como puedes imaginar las horas se nos pasan volando y es que los paisajes son extremadamente impresionante, unas palabras que creemos nos van a acompañar el resto de este viaje al Tíbet.
A medida que vamos ganando altura los cielos cada vez están más despejados y nos dejan esa imagen que tuvimos no hace mucho en San Pedro de Atacama en el viaje a Chile y la Isla de Pascua, que tanto nos gustan y que nos hacen sentir en ese mismo instante, además de pequeño frente a la naturaleza, extremadamente privilegiados por vivir como realmente siempre habíamos soñado.



Llegamos después de comer a Nagqu, en el norte de la región autónoma del Tíbet, momento en el que estamos a 4450 metros y última parada antes de llegar por fin, hasta nuestra ansiada Lhasa.
A partir de este momento, las imágenes únicas de ríos, lagos helados y montañas de nieves perennes salpicadas de yaks, se vuelven una constante en el paisaje, al mismo tiempo que cada pocos minutos la gente se «subasta» el baño para poder ir vomitando, algo que deja de nuevo en evidencia, que el mal de altura no es nada para tomar a broma.
Está claro que únicamente por estas vistas merece hacer este viaje en tren, además de por la experiencia en sí misma, que comporta estar 48 horas en un tren, prácticamente sin ningún turista.

Son las 19:30 cuando llegamos a Lhasa, después de 48 horas desde que salimos de Shanghái, momento en el que toca colgarnos las mochilas, intentando no hacer ningún esfuerzo extra, no olvidemos que estamos a 3650 metros sobre el nivel del mar y abandonamos el Tren de las Nubes, un trayecto que nos ha permitido prácticamente tocar las nubes con las manos y recorrer una de las tierras más maravillosas del mundo.

Tras dar los primeros pasos con las mochilas, mucho más pesadas que antes y más difíciles de cargar a esta altitud, nos vamos a pasar directamente el control de pasaportes y permisos, que está en la puerta de la estación y comprobamos como lo que habíamos leído es totalmente cierto: ese Lhasa que veníamos buscando tendrá que esperar, ya que ahora mismo el recibimiento nos lo hace un gran edificio de cemento, que parece mentira, encontrar en este lugar.
Llegamos a la salida de la estación, donde está el control de pasaportes y directamente, al vernos occidentales, nos hacen gestos de que esperemos, hasta que vienen a buscarnos un par de policias que nos llevan a un edificio que hay justo al lado, donde después de mostrar nuestros pasaportes y permisos, nos dejan pasar sin problemas.
Viendo lo que vimos entendemos que allí es el único lugar que tienen para poder escanear los pasaportes, así que si te apartan de la cola y te llevan a otro edificio no te preocupes, es el procedimiento normal.

Salimos de la estación con nuestras mochilas y 3650 metros a las espaldas, encontrándonos podríamos decir que perfectamente, donde nada más salir nos encontramos a Pasang, el que será nuestro guía en español en Tíbet con un cartel con nuestro nombre y The China Guide, que será quien nos acompañe en este viaje, tal y como explicamos en los preparativos para viajar al Tíbet y es que no podemos olvidar que no se puede viajar al Tíbet por libre, ya que siempre hay que hacerlo a través de una agencia.
Nada más recogernos y hechas las presentaciones entablamos conversación, pareciendo que nos conocemos de toda la vida, vamos hasta el parking donde nos espera un 4×4, el que será nuestro coche los próximos días de ruta en el Tíbet, que tenemos que decir nos encanta y más sabiendo las horas que tendremos que pasar en el, con «Tre» a la cabeza, el que será nuestro conductor también estos días.
Pasang y Tre son tibetanos y aunque este último no habla nada de inglés ni español, estamos totalmente convencidos que vamos a entendernos a la perfección. Sólo nos han hecho falta unos minutos, ver su cara y su sonrisa para saberlo. Algo que también nos ha pasado con Pasang, con quien además de la sonrisa compartimos el idioma, algo que en un lugar como Tíbet, para nosotros era imprescindible
Tardamos unos 20 minutos en llegar a la zona de Barkhor, pasando antes por un puente desde donde vemos por primera vez el Potala a lo lejos y donde no podemos dejar de mirar, por mucho que vayamos perdiéndolo de vista. Por fin estamos en Tíbet, después de tanto tiempo soñándolo.
En Barkhor no pueden pasar los coches, por lo que Pasang llamó ayer al Tashitakge Hotel Lhasa, donde nos alojaremos las próximas 6 noches, para quedar con alguien que viniese a buscarnos para guiarnos hasta el hotel.
Y puntual allí encontramos a un chico del staff que después de despedirnos de Pasang y Tre, se cuelga una mochila al hombro y nos lleva por primera vez a través de las calles de la Lhasa tradicional que siempre habíamos soñado y que estamos viendo en estos momentos a cámara rápida, pero que nos dejan un sabor de boca, que sabemos, no olvidaremos.
Llegamos al hotel y después de presentar toda la documentación, incluidos pasaportes y permisos, hacer el checkin y quedarnos maravillados con la recepción, subimos a la tercera planta, no hay ascensor pero nos ayudan a subir las mochilas, nos encontramos con una habitación perfecta, decorada de manera tradicional, que tenemos que decir, nos enamora.
La idea inicial era salir a cenar, pero sabiendo que no es recomendable comer mucho en estas primeras horas adaptándonos a la altura y siendo ya casi las 9 de la noche, decidimos hacernos un café y subir a la terraza del hotel desde donde tenemos una de las vistas más maravillosas del mundo y una de las razones por las que elegimos este hotel para alojarnos en Lhasa: el increíble Potala.
Recuerda que cualquier viajero extranjero que quiera viajar al Tíbet debe hacerlo a través de una agencia (ES IMPOSIBLE VIAJAR AL TÍBET POR LIBRE), ya sea agregándose a un grupo o de forma privada y tener, antes de entrar en Tíbet, una ruta fija, que la agencia habrá presentado y deberá estar aprobada por las autoridades chinas.
Para obtener el visado y todos los permisos, es necesario que este itinerario esté aprobado por las autoridades. Además no es posible modificar el itinerario sobre la marcha, algo muy importante a tener en cuenta, ya que te obligará a tener claro qué quieres visitar desde el primer momento, ya que en base a eso, la agencia gestionará los permisos.
En nuestro caso hemos viajado con The China Guide, quien nos gestionó todos los permisos después de diseñar juntos un itinerario personalizado, con guía en español y que nos ha llevado a disfrutar como nunca hubiésemos imaginado de este lugar tan mágico.
«Un tren. 48 horas. Compartimento compartido con 3 personas más con quien duermes, comes, lees, miras por la ventanilla e incluso acabas hablando chino sin entenderte. Una litera que llaman blanda, pero que es como una piedra. Un baño-agujero compartido con 40 personas más. Compartir comida con cualquiera. Comer sopas instantáneas durante dos días. Beber café instantáneo como si no hubiese un mañana…
Y por TODO eso, sentirte inmensamente feliz. Por poder hacer y disfrutar de lo que realmente te gusta. Por sentirte increíblemente VIVA. Por sentir que en una mochila llevas todo lo que necesitas y aún te siguen sobrando cosas. Por volver a confirmar que moverte forma parte de ti. Por seguir viendo, día a día, que las personas somos mucho más parecidas de lo que creemos, aunque nos separen miles de kilómetros. Por buscar una señal 3G mientras viajas en tren, cruzando la planicie tibetana, únicamente por enviar un mensaje a tus padres para decirles que estás «tocando el cielo».
Por eso y por llorar, por llorar cuando el sol se coló a través de la ventanilla del tren y me dió por primera vez en la cara mientras atravesaba el Tíbet. Por volver a llorar cuando llegué a Lhasa y por primera vez vi frente a mi el Potala.
Por esos momentos que te demuestran más que nunca que la vida hay que vivirla, guardarla en la retina y exprimirla al máximo.»
monica dice
Muchas gracias por la info…muy valiosa…
sólo una preguntita…la agencia que gestiona mi llegada a Lhasa me asegura que puedo entrar con una copia scaneada ( supongo que fotocopia a color) si llego en tren….en vuestro caso fue así o llevaváis el Tibet Permit original…
gracias!!!!
Vane y Roger dice
Buenos día Mónica,
Pues la verdad es que no sabríamos decirte si es posible entrar con una fotocopia a color. Nosotros teníamos los originales que nos enviaron por correo certificado hasta España.
Aunque imaginamos que si te dice esto la agencia, será así 😉
Saludos
Rober dice
Hola! Estoy pensando en llegar a Tibet desde Peking, había leido sobre el Transtibetano, el tren que llega a Lasha desde Xining…. De peking a Xining me gustaría visitar Xiàn y Pingyao… Mi pregunta es si es el mismo tren, o cual es la mejor manera y económica (yendo en trenes decentes y rápidos)…. si hay alguna ciudad de camino que sea imprescindible,
Tambien desde que página puedo reservar estos trenes
gracias de antemano
Vane y Roger dice
Hola Rober,
En este mismo post, al principio, puedes ver las paradas que se incluyen en el recorrido que hicimos nosotros, que fue desde Shanghái a Lhasa y que incluyen Xia´n y Xining.
Saliendo desde Pekín, por lo que sabemos, este tren en concreto no pasa por Xia´n, únicamente por Xining.
Si quieres hacer esas paradas, imaginamos que tendrás que hacer la parada de Pingyao y Xia´n en otros trenes y desde este último o Xining, ir directamente a Lhasa.
Nosotros reservamos el tren a través de The China Guide, que es la empresa con la que viajamos al Tíbet, ya que tienes que tener en cuenta que no se puede viajar por libre 😉
Seguimos en contacto para cualquier cosa que podamos ayudarte.
Saludos
Faustino Vázquez Herrador dice
Hola. Me llamo tito y soy de la provincia de toledo. Estamos pensando en hacer un viaje parecido al vuestro y me gustaría coger ya el billete de avión porque lo tengo a buen precio. Dado, y lo entiendo, que no has acabado de publicar el trayecto completo, me gustaría saber cuántos días estuvistéis en Tibet, si el trayecto lo hicistéis personalizado o de los que te ofrece The China Guide y si durante el itinerario en el tren se puede comer en el vagón restaurante o no. Más adelante te preguntaría otras cosas si no te importa. Gracias y un saludo.
Vane y Roger dice
Hola Faustino,
En Tíbet estuvimos desde el día 19, que llegamos a Lhasa por la tarde en tren desde Shanghái hasta el día 1 de mayo que volamos desde Lhasa a Barcelona.
Sobre el itinerario hicimos este itinerario de The China Guide https://www.es.thechinaguide.com/index.php?action=tour/view&tour_id=2243 aunque nosotros lo personalizamos un poco, añadiendo el Lago Namtso y un par de días extra en Lhasa.
Respecto a comer en el tren de Shanghái a Lhasa, hay un vagón restaurante que sirve comidas, por lo que no hay problemas en hacerlo allí, aunque según nuestra experiencia no está de más llevar snacks o incluso fideos instantáneos para no tener que depender únicamente del vagón restaurante.
Seguimos por aquí para cualquier cosilla que os podamos ayudar. Tibet es un destino de aquellos en mayúsculas, que no se olvidan nunca!!
Saludos
Faustino Vázquez Herrador dice
ok. Gracias. Si lo hacemos nos llevaremos jamón envasado añ vacío y alguna cosa más. Un saludo.
Purisima Marti dice
Mil gracias por explicar vuestra experiència en el tren de las nubes, con tanta intensidad e il.lusión que haceis que quien os lea se siente parte de la historia,
Vane y Roger dice
Buenos días Purísima,
Muchísimas gracias por leernos y por estas palabras que nos dedicas. No te imaginas lo que nos animan y la sonrisa que nos acabas de regalar para seguir sentándonos cada día a escribir nuestras experiencias viajando.
Saludos!!